Agustín GOIKOETXEA BILBO
Entrevue
IBON MEÑIKA

«Si el nudo de los presos se desata, el proceso de resolución será imparable»

Pese a su juventud, ha estado preso, luego fue uno de los portavoces de Herrira detenidos en setiembre y ahora una gota más entre miles. Una trayectoria intensa desde la que valorar con criterio especial todos los acontecimientos de los últimos meses y semanas en torno a la cuestión de los presos. Destaca el impacto positivo de un nuevo factor: «La sociedad vasca está reivindicando su participación de forma activa, no quiere ser mera espectadora».

Primero se les persiguió a ustedes (Herrira), luego a EPPK y Tantaz Tanta. Los autos judiciales mezclan además todas estas iniciativas. Como miembro que fue de Herrira, ¿había alguna relación entre todo ello?

No hay ningún tipo de relación directa. Herrira surgió como un movimiento plural, sin adscripción a ninguna sigla o proyecto político. Su eje de actuación era la reivindicación del respeto de los derechos humanos de las personas presas y exiliadas. Nuestra trayectoria ha ido dirigida a aglutinar fuerzas, personas, sectores que estén de acuerdo con esa demanda de que se dejen de vulnerar derechos. Eso no significa que para plantear esa reivindicación haya que estar de acuerdo con los planteamientos políticos de las personas presas y exiliadas.

¿Qué cree que pretende el Estado español con esta ofensiva?

Está claro que el Estado quiere establecer un dique de contención para que no se dé una solución al conflicto, y ese límite lo sitúa en la cuestión de las personas presas y exiliadas, porque sabe que si ese nudo gordiano se desata, claramente el proceso de resolución sería imparable. Está viendo que la mayoría social se está organizando en torno a la necesidad de dar una solución imperiosa a la cuestión de los presos, y viendo que cada vez hay más sectores implicados, actúa.

La respuesta del sábado fue muy importante, pero ¿quedó un tanto difuminada o en segundo plano la reivindicación de los derechos de los presos? ¿Es un problema eso?

Hasta el viernes a la tarde, cuando se produjo la rueda de prensa que convocaba la nueva manifestación, todas las gentes de este país entendían que la reivindicación principal estaba relacionada con el fin de la dispersión y con los derechos de las personas presas y exiliadas. Sí es verdad que al final, por la situación que se vivió, en el llamamiento no se citó de manera expresa, pero estaba incluida en los tres ejes de la movilización -derechos humanos, resolución y paz- y esos eran los postulados que ha mantenido el movimiento en favor de los derechos de los presos. Implícitamente sí estuvo y fue palpable.

En los últimos meses hay avances claros (excarcelaciones por Estrasburgo, decisión de EPPK...), pero también bloqueos e incluso retrocesos (cerrazón del Estado ante EPPK, redadas...). ¿Qué pesa más, percibe que se está avanzando o no?

Se avanza con pasos contundentes pero es verdad que por parte del Gobierno o del Tea Party español más rancio se ve como un ataque a sus postulados. Fiel reflejo es la ofensiva actual. Nosotros tenemos que enfocarlo como que la sociedad vasca ha adquirido un compromiso, que es que este problema hay que solucionarlo y va a dar pasos en ese sentido. Por tanto, hay que centrarnos en la cuestión de que la sociedad ha adquirido un compromiso colectivo y a partir de ahí no hay vuelta atrás. Aun así, es previsible que los aparatos del Estado sigan poniendo obstáculos para impedirlo.

Como miembro que fue de Herrira, ¿qué cree que ha supuesto Tantaz Tanta, ha avanzado por ese camino, ha ido más allá?

Ha supuesto un avance y la mayoría social lo ha entendido así. Desde Herrira se trató de impulsar una filosofía de trabajo innovadora, en la que el protagonista era la persona. Esa reflexión partía de la constatación de que la sociedad vasca está reivindicando, de forma activa, su participación en un proceso de resolución, no quiere ser mera espectadora. En ese camino, la aportación de Tantaz Tanta ha tenido una receptividad importante. Tenemos que canalizar esa fuerza para que la resolución del conflicto sea real.

Tantaz Tanta incidía en el protagonismo ciudadano e incluía una crítica generalizada a la clase política por no hallar soluciones, pero justo ahora parece que hasta el PNV está dispuesto a mojarse más por la resolución. ¿Cómo lo ve?

En un momento excepcional, como fue la prohibición de la movilización de Tantaz Tanta, se dio una respuesta excepcional, como reflejaron quienes efectuaron el llamamiento posterior. Es positivo que haya agentes sociales, políticos y sindi- cales que quieran implicarse. La sociedad vería con buenos ojos que se avanzase en esa dirección. Es positivo y ayuda. Dicho eso, a través de la historia la realidad social vasca siempre ha estado polarizada en bloques. En este tiempo, una mayoría social está creando puentes que superen políticas frentistas. La sociedad debe adquirir un protagonismo principal y la clase política debe atender a esa realidad. Al tiempo, esas dos realidades confluirán en un tsunami.

La llave de las cárceles la tiene el Gobierno español -y el francés- en última instancia, ¿cree que va a poder sostener ese bloqueo indefinidamente?

El punto de partida para que no tenga posibilidad de sostener ese bloqueo reside en la capacidad de la sociedad vasca de activarse, de buscar y encontrar marcos y cauces de participación activa, y que esa presión social sea el motor y la llave verdadera para que la política penitenciaria cambie y la dispersión sea una realidad del pasado.