Tanto el Gobierno como la amalgama de grupos opositores están procediendo a hacer balance tras el fracaso de Ginebra II y afilan sus respectivas estrategias, conscientes de que la guerra civil siria será larga.

El jefe del Estado Mayor del muy debilitado Ejército Sirio Libre (ESL), general Selim Idriss, fue depuesto ayer y reemplazado por el general de brigada y desertor Abdelilah al-Bachir.

Al general Idriss, nombrado en diciembre de 2012, se le reprocha «la mala distribución de armas y errores en los combates». No obstante, el relevo no ha pasado desapercibido y Rusia lo interpreta como un intento de los rebeldes para renovar su imagen y recibir mayor ayuda militar tras el fracaso de las conversaciones de paz.

Por lo que toca al Gobierno, el Ejército sirio y sus aliados libaneses de Hizbulah han redoblado su ofensiva para arrebatar a los rebeldes la localidad de Yabroud, cerca de Damasco y fronteriza con Líbano. El partido de la resistencia libanesa tiene mucho interés en su neutralización porque es de esta localidad de donde provienen los coches bomba que han atacado sus bastiones en Líbano.

Armisticios en Damasco

En paralelo, Ejército y rebeldes han firmado armisticios en la mayoría de las localidades alrededor de Damasco, el último en Babbila. Fuentes locales opositoras justificaron estas treguas por el empate técnico entre ambos bandos. El Gobierno no puede acabar con estos bastiones de los rebeldes y estos ya desistieron de asaltar la capital.

Con todo, y a tenor de los expertos, se trataría de movimientos tácticos en el contexto de una guerra a la que auguran un recrudecimiento.

«Ambas partes van a intentar mostrar que pueden modificar a su favor el equilibrio sobre el terreno», augura Volker Perthers, analista alemán.

Ambos bandos consideran que han salido reforzados de Ginebra, el Gobierno porque ha logrado impedir que se evocara siquiera la cuestión de un Gobier- no de transición, y la opositora CNFORS porque no ha sido desautorizada por los grupos rebeldes sobre el terreno, que consideran que no es momento para negociar.

En este contexto, Rusia mantiene su alineamiento sin fisuras con Damasco frente a EEUU, que ha endurecido su discurso. La visita de Barack Obama a finales de marzo a Arabia Saudí, principal sostén de los rebeldes armados, se vaticina como crucial para decidir la deriva de la situación bélica en Siria.