Joseba VIVANCO
Internacional

De dimes y diretes

Conte se enzarza con Capello y Mourinho con Wenger, mientras a Guardiola y su Bayern nadie les cuestiona.

«Aquí es donde empezó todo», rememoró un emocionado Johan Cruyff tras recibir una sonora ovación por parte de los aficionados del Ajax cuando salió al terreno de juego a recibir el Premio Presidente de la UEFA 2013 de manos de Michel Platini. «Creo que este es uno de los mayores reconocimientos que se pueden recibir. Es algo único cuando piensas en jugadores como Beckenbauer y Di Stéfano y todos esos jugadores que han tenido un impacto enorme en sus países, y el hecho de ser uno de ellos ahora es algo increíble», apostilló el holandés, el mismo que hizo de recogepelotas en el Estadio Olímpico de Ámsterdam en 1962, cuando Eusebio y Di Stéfano jugaron para Benfica y Real Madrid, respectivamente, en una de las grandes finales de la Copa de Europa que se llevó el equipo portugués por 5-3.

Con el Ajax ganó como jugador tres Copas de Europa de forma consecutiva, en 1971, 1972 y 1973, y una Recopa como técnico en 1987. El mejor futbolista holandés de los últimos cincuenta años, según su propia federación, asistió como invitado de honor a una nueva victoria de sus Ajaccied, lo que les permite aumentar la ventaja en cabeza de la Eredivisie y estar cerca de coronarla por tercera temporada seguida.

«Si Messi baja su nivel, yo puedo ganar el Balón de Oro», dijo en 2012 otro aspirante a estrella, Mario Balotelli. Hijo de inmigrantes ghaneses, nació en Palermo y su apellido orginario es Barwuah, aunque sus padres fueron obligados por un tribunal a entregarlo a una familia de acogida, que le dio su actual apellido y le acogió hasta los 18 años. Futbolista de condiciones brutales, con todo para triunfar, su errática trayectoria sigue esperando ese paso al frente mientras combina lágrimas en el banquillo por un mal partido o unos cantos racistas o su nueva y legítima hija napolitana, con golazos como el que anotó en las postrimerías del último encuentro y le dio tres puntos a un horroroso Milan. ``Always Super Mario'' rezaba una premonitoria pancarta.

«A veces me parece que en el campo actúo como Tyson», es una de las respuestas de Balotelli a una revista inglesa y que verá la luz en marzo. «¿Yo malo? Me gustaría ser más», contesta retador. «La única cosa que realmente me molesta es el racismo. Crecí con ciertas cosas, pero cuando hago algo importante en el campo y veo que otras personas están orgullosos de mí, entonces ese es el momento en el que me encanta ser parte del Calcio», afirma, como en su último partido y ese golazo casi desde su casa, quinto desde fuera del área este curso.

El que ha cogido aire tras algunos sonoros batacazos es el Nápoles de Benítez y quién sabe si Balotelli tendrá algo que ver en ello. De momento, aunque este fin de semana descansó, el portero partenopeo Pepe Reina mantiene su costumbre inquebrantable de dormir antes de los partidos con una camiseta del delantero rossonero, después de ser el primero en pararle un penalti. No solo eso, sino que antes de cada encuentro el guardameta español bebe un vaso de vino blanco con unas tostadas de jamón y queso para irse a la cama, al día siguiente se come su plato de pasta y pescado, si juega en casa llena el depósito de gasolina de su coche, se ducha antes de la charla del entrenador y va al baño tres veces antes de saltar al césped. «Si hago algo aunque sea un poco diferente podría evitar que las cosas salgan como quiero. Si encuentro algo que me funciona, intento hacerlo por mucho que me cueste», justifica su liturgia que acaba golpeando los tacos de sus botas contra el poste.

La sorpresa de la jornada la dio el Inter, que se rehace y acecha el cuarto puesto de una cansada y debilitada Fiorentina, a la que derrotó 1-2 y el sueño de la Champions en la Toscana se aleja. Marcó para los nerazzurri el joven talento argentino Mauro Icardi, excanterano de La Masía, y que pocos minutos venía teniendo desde su affaire con la mujer de otro compatriota y excompañero en la Sampdoria, Maxi López, twitteado casi en directo para todos sus seguidores. La prensa rosa italiana y los paparazzi se han frotado las manos en todo este tiempo, así que cuando anotó este domingo, se llevó sus manos a las orejas y luego colgó esa foto en Twitter con la leyenda: «¿No hay nada más que decir?».

Quien ha tenido que explicarse ha sido el francés Olivier Giroud, delantero del Arsenal, que ha reconocido que le ha sido infiel a su mujer, a través de varios mensajes en su cuenta oficial en Twitter. Le ha pedido perdón tanto a su esposa como a los aficionados gunners y ha asegurado que «luchará por recuperarles». La historia salió a la luz a principios de semana, cuando el diario ``The Sun'' publicó unas fotos del delantero francés con una modelo en el hotel de concentración, justo la noche antes del partido del Arsenal ante el Crystal Palace. No sabemos si Wenger se habrá molestado o si el alsaciano será de la opinión del argentino Carlos Bilardo, a quien no le importaba que «los jugadores tengan relaciones sexuales antes de los partidos... Mientras las mujeres sean las que estén arriba, todo estará bien».

El Nápoles sigue tercero en la Seria A tras su victoria, tratando de dar caza a una Roma que no cede y también ganó, 3-0, a la Sampdoria. Los romanos mantienen, con un partido menos, esa desventaja de once puntos con respecto a una Juventus que se impuso 3-1 con nuevo gol de Llorente, su décimo, el mayor goleador de cabeza de las cinco principales ligas europeas.

La reprimenda de Antonio Conte la semana pasada ha dado sus frutos, un técnico que alcanzó los cien partidos en Serie A, con solo seis derrotas en su currículum, que no se conforma y que tiene tiempo para enzarzarse con Fabio Capello, quien cuestionó la competitividad de la Seria A y de paso criticó que dejara sin día libre a sus jugadores por el último empate. «Se hace el maestro sin serlo -de sus dos años en la Juventus-. No recuerdo su juego sino sus scudetti revocados -a causa del Calciopoli, el amaño de partidos por el que fueron condenados varios equipos-», replicó el actual entrenador biannconero. «A alguno le da fastidio que esta Juventus esté superando puntos y números de sus dos años», apostilló Conte. Un símbolo de la vecchia Juve enfrentado con el símbolo de la nueva.

El fan malayo del Everton

Y si en Italia Conte y Capello intercambiaban `pareceres', qué decir de la guerra de declaracions en Inglaterra entre Jose Mourinho y Arsene Wenger. El luso tildó de «especialista en fracasos» al alsaciano después de que este cuestionara que Mou fuera de víctima al no postular a su Chelsea para el título por «miedo al fracaso», a lo que el del Arsenal le contestó que sentía «vergüenza ajena» por las palabras del preparador portugués. Mourinho haciendo amigos. Ya les retó hace unos años: «Por favor, no me llaméis arrogante, soy campeón de Europa y creo que soy especial. Wenger, Ferguson y Benítez nunca serán tan especiales como yo». Lo visualizó sobre el fútbol Jorge Luis Borges, «la idea de que haya uno que gane y que el otro pierda me parece esencialmente desagradable. Hay una idea de supremacía, de poder, que me parece horrible».

Pero este deporte a veces tiene sus momentos. Como en el partido entre el AZ-Utrecht de la liga holandesa del sábado, cuando a una chica le propusieron matrimonio a través de las vallas de publicidad. O como la particular historia de un aficionado malayo, de nombre Ric Wee, que llevaba 30 años esperando para ver a su Everton jugar en Goodison Park, y acudió a cumplir su sueño ante al Crystal Palace, con la mala fortuna de que el envite fue aplazado por las condiciones meteorológicas. El Everton se enteró a través de las redes sociales y respondió a Wee ofreciéndole una tarde de hospitalidad, incluyendo un encuentro con el técnico Roberto Martínez y el defensa Leighton Baines. «El Everton ha demostrado que el club es de la gente, aportando un esfuerzo extra para conectar con los aficionados. Agradezco a la gente que dirige el club», tecleó Wee en Twitter. Ya lo dijo el gran Sir Matt Busby, «los aficionados son el corazón del fútbol».

Gestos que dignifican el fútbol y que hacen seguir creyendo en él. Gesto como el del Shakhtar ucraniano, que ha decidido respetar el contrato con su joven jugador brasileño Maicon -muerto en accidente de tráfico- hasta 2015 para que su hija de 7 años lo cobre. O como el del técnico del Panthrakikos de la primera división griega, que ante la salida de dos jugadores del OFI Creta para ser atendidos ordenó a sus jugadores que retuviesen el esférico hasta que volviesen al campo; al final, su equipo perdió por 1-0.

Con nueve podría jugar pero cada partido el Bayern, que recibía en el derbi de Bavaria al Friburgo, único equipo junto con el Chelsea al que se ha enfrentado Pep Guardiola y no ha ganado nunca... hasta ahora. Le endosó un 4-0 y a otra cosa, sobre todo tras la derrota del Leverkusen 1-2 ante un Schalke al alza. Menos mal que el Dortmund ganó fácil 4-0 al Eintracht Frankfurt, mientras el Hamburgo cayó y sigue en barrena. ``¿El Bayern campeón el 15 de marzo?'' titulaba el diario ``Abendzeitung München''. O «los partidos de la Bundesliga se han convertido, no hay otra manera de decirlo, en un poco aburridos. 46 partidos sin perder, 13 victorias consecutivas, 16 puntos de ventaja en la tabla», hacía lo propio el ``Süddeutsche Zeitung''. Alea jacta est, que diría Julio César, el emperador, no el portero.