Van para cuatro los días que Gabixola lleva en huelga de hambre con el objetivo de hacer ver la situación «crítica» de los transportistas autónomos y para tratar de despertar las conciencias de sus compañeros y «encender la chispa» que una a los camioneros.

¿Qué tan se encuentra? y ¿cómo han pasado estos primeros días?

Bien, mejor de lo que esperaba, sobre todo, anímicamente, mejor que físicamente. El cansancio se va a acusando, pero lo llevo bien. Entre las visitas de familiares y amigos, ir reforzando las pancartas para que no las tire el viento, dar alguna entrevista y escribir un poco en internet -en la web gabixola.info-, con una cosa y otra, voy pasando el tiempo.

¿Ha recibido algún gesto de solidaridad especialmente significativo o que le haya emocionado?

Tras la primera noche, el que me despertó a primera hora de la mañana, nada más amanecer, fue mi jefe. El hombre dirige una pequeña empresa y no tiene culpa de la situación que vive el transporte. Igual que todos trata de sobrevivir y se agarra a lo que hay. Se limita a tirar adelante como puede. Encima, anda delicado de salud y vino preocupado por cómo habría pasado yo la primera noche.

¿Qué le dicen los sindicatos?

El Primero de Mayo fui a la manifestación que convocó LAB en Derio y recibí muchos ánimos de los delegados. También los he recibido de los compañeros de Hiru, un sindicato honesto y que trabaja con sinceridad, pero que tiene poca capacidad para lograr grandes cambios en el Transporte. Hay que tener en cuenta que el sector está controlado por las grandes empresas, Solo Marcotran, por poner un ejemplo, tienen 800 camiones. Tienen tantos camioneros como afiliados un sindicato.

Denuncia que la situación de los transportistas es crítica y que la pérdida de poder adquisitivo es constante.

El otro día estuve hablando con un camionero veterano, que anda cerca de los 60 años y al que le están invitando a que lo deje, que me dijo que estaba cobrando ahora lo mismo que cobraba en 1985 cuando trabajaba en la empresa La Guipuzcoana, que luego fue absorbida por DHL. Si nos atenemos a los datos oficiales, desde 2005 hemos perdido un 23% de la capacidad adquisitiva. Esto es insoportable.

¿Cómo se explica esta situación y la pasividad de los trabajadores?

Los camioneros hemos llegado a esta situación de miseria por estar totalmente desunidos. Cada uno trata de sobrevivir por su cuenta y por eso admitimos que nos rebajen los precios a niveles inconcebibles.

La circunstancia que que muchos sean autónomos favorece el individualismo.

También es verdad, porque a la explotación de las grandes compañías sobre sus trabajadores hay que sumar las de los autónomos, que dejamos que las empresas que nos contratan la carga bajen cada vez más las tarifas. Te dicen que van a contratar a camioneros del Este de Europa que cobran mucho menos y te echas para atrás.

¿Dónde estaría la solución?

Todo el sistema capitalista y de consumo depende de nosotros. Somos los que hacen que cada día los productos vayan de un lugar a otro. Somos básicos para el sistema. Bastaría que paráramos un día, y no hablo de cruzar los camiones y cortar las carreteras, sino de simplemente aparcar el camión y quitarle la llave de contacto, para que montáramos un caos. Hubo un pequeño intento en 2008, pero no sirvió para nada.

¿Qué es lo que falta para que esto se produzca?

Que alguien le ponga el cascabel al gato, que encienda la chispa que despierte al sector. Eso es lo que estoy buscando con mi protesta, una excusa para que su unan los sindicatos y se marquen unos objetivos para cambiar la situación. Si esto ocurriera dejaría la huelga de hambre inmediatamente.