Memoria selectiva
Hacía tiempo que aquel señor que con verbo cansino aparecía en pantalla «al filo de la media noche», José María Carrascal, no llamaba la atención de esta lupa, pero últimamente parece empeñado en recuperar el terreno perdido.
Ayer, en «Abc», titulaba su pieza «IRA y ETA», y la comenzaba de esta guisa: «Sorprende, al tiempo que indigna, la ligereza con que en el País Vasco se están olvidando los crímenes de ETA, cuando la banda terrorista ni siquiera se ha excusado por ellos ni entregado las armas. Sorprende sobre todo que el Gobierno vasco actúe como si eso perteneciese a un pasado remoto -las Guerras Carlistas, por ejemplo- y no a uno inmediato, del que quedan aún víctimas y testigos». Servidora conoce a víctimas y testigos de la guerra del 36, por lo que Carrascal ha debido de conocer más aun. Pero no se acuerda. Solo tiene memoria para las víctimas de las últimas décadas, y no para todas, claro. El caso es que todavía hay alrededor de 500 presas y presos vascos, muchos de ellos acusados de pertenecer a una de las organizaciones que causaron esas víctimas -y otros muchos y muchas por su actividad exclusivamente política-, pero ninguno acusado de terrorismo de estado. Sin embargo, el de las corbatas busca la impunidad entre quienes más castigo y represión han soportado y soportan. Venía el comentario de Carrascal al hilo de la detención del presidente del Sinn Féin, Gerry Adams, pues decía ese señor conocido por sus abigarradas corbatas que el hecho de «Que Adams fuera uno de los arquitectos de los `Acuerdos de Viernes Santo', que condujeron finalmente al cese de la violencia en Irlanda del Norte, no ha impedido que la Policía lo detuviese». Resulta que también en Irlanda hay sectores interesados en que el proceso de paz descarrile, y resulta que también allá los unionistas solo se acuerdan de las víctimas de un lado, exactamente igual que Carrascal: «Mientras centenares de familias de víctimas de ETA esperan en vano justicia». Y dale. Que cuente los miles de años de cárcel cumplidos por las presas y presos vascos y los cumplidos por policías y mercenarios que causaron cientos de víctimas. Las familias de esas víctimas sí que esperan justicia. Todas esas y muchas más del franquismo que no le provocan indignación, sino olvido, al de las corbatas estrafalarias y cara de cemento.

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