En el 84 se estrenaba una película titulada «Las cicicletas son para el verano», basada en la obra teatral de mismo nombre y escrita por Fernando Fernán Gómez. El contenido no tenía nada que ver con el verano, pero sí con el deseo de un niño que quería una bicicleta en tiempos duros. Ayer Menzizabala estaba repleta de bicicletas, pero para las piscinas, aunque hubo cierta desbandada sobre las seis de la tarde cuando el cielo se tiñó de azabache, comenzaron los relámpagos, las gotas gordas y el chaparrón. No, no estaba Mendizabala para bicicletas; no obstante, y a pesar de la gran faena, los miles de rockeros ya ubicados en el recinto (una buena tanda esperaba sin prisa y a resguardo, dios sabe dónde, para The Stranglers y Scorpions) no se lo tomaron con mal humor repartiendo su bajonazo entre la aventura de una tormenta, un chubasquero colorido, unas chanclas o una simple camiseta. Paradojicamente una entidad bancaria repartía a sus clientes gafas de sol en una tarde que a las 18.00 horas había decidido que eran las 22.00.

A los gasteiztarras 13 Left to Die les cupo la singularidad de estrenar la presente edición. No es una tarea sencilla ni el momento más oportuno por el horario, pero de algo les sirvió el «sacrificio», puesto que pudieron realizar su bolo en el escenario grande. 13 Left to Die vienen funcionado desde el verano de 2008: principalmente proceden de una banda juvenil llamada Butcher's Lus, con integrantes con una media de edad por los 16 años. El grupo busca un sonido más crudo por lo que surge 13 Left to Die. En noviembre de 2011 el grupo ya tiene en la calle su disco debut, «Seconds behind», que cuenta con buenos comentarios entre la escena metálica. Transcurrido el tiempo y el aprendizaje necesario el quinteto formado por Unai a las voces, Cynthia a la guitarra rítmica, Iñaki liderando la guitarra, Imanol al bajo y Oier a los platos y parches se enfrentan a su segundo disco y reto., «King for disposal», que prácticamente acaba de publicarse. La diferencia de calidad, por técnica, producción y sonido con el debut es reconocible con la primera escucha. Está claro que el quinteto ha trabajado duro estos años y que no se han conformado con su estatus primario. En escena 13 Left to Die trasmitieron lo que son en su segundo álbum, un grupo que mezcla con clase los sonidos del metalcore, del groove, del death tanto borroso como melódico y rollo thrash contemporáneo. La transición resultó sencilla para los temas de su segundo disco y reajuste para los del primero. No son horas para multitudes, pero los valientes «madrugadores» disfrutaron de los primeros sonidos duros y cortantes de Azkena.

Alrededor de las seis de la tarde, la explanada de Mendizabala, mezcla de asfalto y verde, mezcla de géneros, de pelos largos y cortos, salieron a escena Monster Truck. Un poderoso cuarteto de Ontario, Canadá. En este caso, biografía, melena y estilo enraíza con la esencia con la que se inicio y marcó el estilo de Azkena Rock. Los tiempos evolucionan y los grupos también y todo no puede ser sonidos stoner, setentas, pero esperemos que esta marca no se pierda nunca. Desde luego no con grupos como Monster Truck, que con tan solo dos epés y un álbum se han colocado ya en el listado de bandas internacionales más atractivas del género. Lo logran con canciones tan densas como «Sweet mountain river» (canción que no extraña fuera incluida en el videojuego «Rocksmith» dada su calidad y fuerza) o la espectacular «Psychics», canción recubierta de una buena capa de rock blues. Monster Truck fumigaron al público con adrenalina, rock de las entrañas y algún pasaje reposado para dejar que pasara la luz tamizada. Buena voz la de John Harvey, además de bajista, y buenos solos los acometidos por Jeremy Widerman.

Bombus no pueden tocar. Demasiado agua para esta banda con toques a lo Motorhead.

Unos beneficiados por la lluvia fueron Hudson Taylor, desconocidos que se encontraron con una carpa llena. Su apuesta es complicada, se pasa de gargantas y guitarras cabreadas a zona acústica y regusto por ser los Simon eta Garfunkel de la tarde. Hudson Taylor (anteriormente Harry & Alfie) es un dúo de folk-pop formado en 2011 en Irlanda. A Gasteiz llegan sin haber publicado su primer álbum y como quinteto, pero están en ello porque se espera el debut para setiembre. Un final con aires tradicionales irlandeses terminó por entusiasmar a un público a buen refugio.

Llueve ligeramente y se escuchan truenos. En escena, Seasick Steve. Luce tatuajes y una vida nómada que ya le ha conducido dos veces a Euskal Herria, hace unos años para estar en el BBK Live. Steve está cautivando con su estilo rural y campechano. Tira de ritmo, slide y trote rural. Pasa de una guitarra a otra con facilidad, unas más serias y otras más artesanales, pero igual de eficientes en sus manos, con las que maneja el ritmo como pocos. Steve se acerca a la primera fila y sube a escena a una chica, lo suele hacer en sus conciertos, y le canta un blues. Ella se llama Libe, nos pilla lejos, pero podría ser la teclista gasteiztarra que acaba de debutar con su primer disco.

The Stranglers revientan la carpa. Demasiada historia para ser un suspiro, Se presentan: «Kaixo, zer moduz? Gu gara Stranglers, Ingalaterrakoak». Emocionante y mañana ampliación. Scorpions están en escena, puntuales, con miles de rockeros tan húmedos como entusiasmados y al grito coral de «Scorpions».