«La cabeza de España no preparó el evento para sufrir por cada victoria»
Entrenador nacional de fútbol, Máster Profesional en Fútbol por la de Universidad Murcia y Licenciado en Económicas y Empresariales por la de Santiago Compostela, es autor del libro «Grandes Escuelas del Fútbol Moderno», además de colaborador en la web «Magazine Perarnau» y un tuitero muy respetado por sus cuidados y afinados análisis futboleros.

Su último articulo esta semana en la web «Magazine Perarnau» lleva por título ``Un Mundial histórico: cambio de paradigma''.
¿Un Mundial, hasta ahora, que no le ha decepcionado?
En absoluto. Hasta el momento está mostrando un perfil del fútbol que demuestra que la preparación de eventos de este calibre implica algo más que el dominio de las habilidades específicas individuales o la interacción con tu grupo de trabajo. Se percibe un trabajo que ha elevado el sentido de equipo a puntos más complejos. La cohesión no es una manifestación ya solamente táctica, sino que la estructura emotiva del futbolista y su comprensión del juego en función de cada situación ha pasado a formar parte real del patrimonio futbolístico de los equipos. Es una sutileza que provoca un cambio extraordinario en la preparación e implementación del trabajo. Los equipos aquí incorporan nuevos parámetros y variables para valorar su actuación y así vemos que equipos supuestamente más débiles en lo estrictamente futbolístico, ganan partidos por gestionar y manejar mejor las estructuras emocionales, psicológicas y adaptativas a los problemas a resolver.
El algún artículo ha equiparado usted lo que se está viendo en este Mundial con lo que supuso de transgresor el de Alemania 74.
Sí, el Mundial de Alemania 1974 supuso un salto hacia adelante que provocó una evolución del fútbol hacia terrenos nuevos, se rompió la tradicional dinámica del juego lento, partido, en donde las fases de atacar y defender se consideraban como algo separado. Se pasó a entender el juego como un todo integrado, atacar y defender pasaba a formar parte de un mismo proceso, indisoluble.
En este Mundial de Brasil he percibido cómo el juego empieza a ser algo más que aspectos técnicos y tácticos para englobar dentro de los factores que inciden sobre el mismo, la importancia de una preparación más compleja que afecta a la propia aleatoriead del fútbol. Prepararse para competir a través de una gestión de las estructuras que definen al jugador en términos individuales y que dan forma al equipo como un sistema de partes, de jugadores, interrelacionadas.
Ya no solo es importante dominar la pelota a través de la técnica ni la implementación del trabajo grupal a través de la táctica. Es igualmente importante preparar la mente para afrontar el partido y las diferentes consecuencias, desconocidas, que provoca el impacto entre dos equipos. Pasamos a incorporar no solo ese aspecto físico o condicional, el técnico o táctico, sino también el psicológico, cognitivo y emotivo. El jugador se prepara para sentir, el equipo siente unido y trabaja desde esa percepción de sistema abierto, dinámico y no lineal.
¿España está eliminada por falta de competitividad como ha dicho Xabi Alonso? ¿Falló la mentalización previa para afrontar un Mundial? ¿Falló su fútbol?
Básicamente, España ha sido eliminada porque ha sido peor en términos generales a Holanda y a Chile. Con Holanda ha sufrido un varapalo considerable que ha puesto de manifiesto la falta de respuesta cuando el partido toma direcciones opuestas a las previstas. Con Chile ha ahondado en esas sensaciones con un comportamiento que no ha sido el idóneo para reencontrarse y afrontar la adversidad de un resultado contra un equipo como Chile, que ha demostrado estar convencido de su potencial.
España se ha configurado con jugadores que están acostumbrados a competir juntos, la mayoría lleva seis años ganándolo todo en sus clubs y en la propia selección. El grupo se ha agotado de ambición. Pero ese agotamiento ha sido inconsciente, no se aburren de ganar, simplemente que su cabeza no ha preparado el evento para sufrir por cada victoria.
Han encontrado un problema al que no han sabido dar respuesta, un problema que estaba latente dentro de muchos de los jugadores y dentro del propio equipo y no estaban preparados para afrontarlo. La derrota es dolorosa y no tiene padres, pero esta los ha tenido. Se ha convivido con el error con demasiada naturalidad.
Lo de hablar de cambios de ciclo ¿a qué le suena?
Me suena a oportunista. No creo en eso. Se ha consumido una etapa que se ha prolongado en demasía para algunos protagonistas y no se ha cuidado el proceso de transición hacia otro momento más acorde con la realidad del fútbol español. Pero el ciclo continúa, España tiene un patrimonio futbolístico único, casi ningún país ha construído algo tan sumamente importante. Tiene la experiencia del éxito, tiene la infraestructura necesaria para formar, la organización estructural para mejorar en todos los ámbitos del juego, tiene el conocimiento y la posibilidad de aplicarlo a través de procesos que se saben son eficaces. Lo tiene todo. El ciclo ha de evolucionar hacia caminos que permitan una transición adecuada hacia otro grupo de trabajo que adopte lo que este último grupo ha creado y además lo lleve a la siguiente estación. Hay mucho nivel en los profesionales del fútbol español en todas las facetas que inciden actualmente en este deporte y eso es algo que pocos tienen.
Uruguay, Chile, México... ¿qué plus están aportando estas selecciones? ¿El exprimir al máximo sus cualidades y minimizar sus defectos?
Tienen su propia cultura de fútbol, cada una a su manera. Uruguay es un clásico que ha cimentado su mística a través de dos corrientes contrapuestas. Por un lado, el fútbol del Río de la Plata originariamente siempre ha sido muy técnico, de toque, de gambeta, de imaginación. Uruguay con los años ha incorporado su propio carácter al juego, el pragmatismo defensivo y la lucha a ultranza. A veces surgen generaciones de jugadores de mucha calidad que representan a la primera corriente pero la segunda siempre estará presente, es parte de su ADN futbolístico.
México es una selección que me recuerda a la España de Luis Aragonés en sus comienzos como seleccionador. Ha conseguido éxitos importantes en el fútbol de formación, Mundiales juveniles o el oro Olímpico, pero necesita trasladar esa experiencia hacia el fútbol al más alto nivel. En ello está.
Chile vive un momento dulce por coherencia. Su carácter competitivo es igualmente parte de su personalidad pero ha encontrado un camino nuevo por las grandes influencias de técnicos que han dejado un valor añadido tras su paso por esta selección. Me refiero a Marcelo Bielsa, que les ha convencido que saben, que pueden y que deben. Sampaoli lo ha llevado más allá y le ha dado el toque necesario para que estos jugadores se convenzan de su valía. A veces se necesita que te digan que eres bueno para serlo realmente. Bielsa ha dejado un legado importante.
¿Podemos hablar de selecciones que nos están gustando o defraudando? ¿O debemos hablar mejor de estilos?
Cada selección tiene su particularidad, casi todas con patrones comunes en su metodología de trabajo pero a la vez con sus diferencias y circunstancias particulares. Evidentemente podemos hablar de selecciones que nos gustan y otras que no, eso va en la propia filosofía del espectador y en las sensaciones que nos mueven a cada uno, de ahí que la diversidad del fútbol sea un enriquecimiento en sí mismo.
Existen estilos, derivados de una cultura de fútbol propia en cada entorno futbolístico. No es lo mismo Europa que Sudamérica o la forma de entender las relaciones en el fútbol en Asia o África. Sí se han homogeneizado métodos y procesos de trabajo, pero cada equipo tiene a sus propios jugadores con sus propias vivencias y sus propias preocupaciones, y esto ya los diferencia a unos de otros.
El papel de cada equipo en el Mundial depende de muchos factores. La capacidad competitiva es uno, la cohesión grupal, la gestión del miedo y la presión, el nivel de expectativas de partida y mil cosas más. Estos factores diferencian a cada una de las selecciones.
Personalmente, a mí me están decepcionando un poco las selecciones africanas. No han demostrado una evolución acorde a las expectativas creadas. La experiencia en Europa de la mayoría de sus jugadores no se traslada al marco de sus selecciones. Demasiado insípidas algunas, en especial me llama poderosamente la atención la poca presencia de Camerún.
Por cierto, está llamando mucho esa línea de cinco atrás que unos cuantos utilizan...
Sí, se está haciendo ruido con este aspecto. Defensa de tres, defensa de cinco, etc. Realmente los equipos defienden con los efectivos que tienen entre el balón y la portería y en función de donde se encuentra el balón en cada momento. De ahí que en cada fase del proceso ofensivo del equipo rival, nuestro equipo vaya poniendo barreras defensivas para cumplir el objetivo defensivo, bien robar la pelota para volver a atacar o defender nuestro marco tratando de provocar una pérdida de la pelota.
El juego es dinámico y continuo, a veces tendrás nueve jugadores defendiendo, otras menos y en ocasiones se defenderá en inferioridad numérica o posicional. De lo que se habla es de una disposición inicial y de una ocupación del terreno de juego concreta por la distribución de los futbolistas por aquellas áreas de influencia que mejor optimizan el juego del equipo. Pero no deja de ser un dibujo estático al que se le da un rango que no tiene. Lo importante del juego es su aspecto dinámico y los contenidos que se utilizan para llevarlo a término. Los entrenadores debemos mejorar la difusión de estos aspectos.

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