Mikel INSAUSTI
CRíTICA: «Transcendence»

Jugando a ser Dios mediante la Inteligencia Artificial

El título ya queda como bastante pretencioso, cuando en realidad el guion del primerizo Jack Plagen no pasa de ser una serie B, camuflada bajo un lenguaje seudocientífico, digno de ese farsante llamado Eduard Punset. Por supuesto que la ciencia-ficción se puede permitir todo tipo de licencias, pero es que detrás de la producción está Christopher Nolan, cineasta al que hay gente que se lo toma demasiado en serio. Al frente de la realización ha puesto a su hombre de confianza, el director de fotografía Wally Pfister, en la que es su poco convincente puesta de largo.

En primer lugar descoloca un tanto la caracterización de Johnny Depp, al que le cuesta lo suyo hacer de persona corriente. Su especialidad más conocida son los tipos chiflados, y aquí debe empezar desde la más absoluta normalidad para representar una profunda transformación, la del científico cuerdo que termina volviéndose loco. El proceso de cambio no resulta todo lo creíble que debiera, en cuanto que presupone una deshumanización, dado que el protagonista acaba convertido en un ente maquinal. En fin, que se vuelve a una concepción simplista de la amenaza tecnológica, a través de la puesta al día de la vieja idea del investigador de laboratorio que juega a ser Dios y desafía el orden natural.

«Transcendence» se hace larga a falta de un verdadero suspense, prolongando de manera forzada lo que, por ejemplo, en «2001: Una odisea del espacio» ocupaba el episodido de HAL 9000. Aquí el proyecto tiene el rimbombante nombre de PINN (Procesadores Independientes de Naturaleza Neuronal), que suena muy intimidatorio. Sin embargo, lo único que se ve es que al protagonista le colocan unos electrodos en la cabeza, y a partir de dicha conexión ya su mente se digitaliza e introduce en el ordenador.

El comportamiento ético de sus colaboradores en el experimento resulta asimismo reduccionista, porque su ayudante pone pegas lógicas, mientras que su esposa está cegada de amor y lo único que quiere es la perpetuación de su hombre a cualquier precio.