Árbitros comprados

Acostumbrados estábamos a que el supuesto mediador en todos los «procesos negociadores» entre Israel y Palestina haya sido siempre un árbitro vendido, o comprado, por los intereses del lobby judío o por el neosionismo estadounidense. Eso explica, uno tras otro, los sucesivos fracasos de los diálogos, desde Oslo a Camp David (Clinton, 2000) para terminar en la extenuante e inservible gira de John Kerry de los últimos meses por Oriente Próximo.
Lo que ha terminado por rizar el rizo es que a los palestinos se les está llenando su machacado campo de Gaza con más árbitros vendidos. Con el agravante de que son vecinos.
La posición árabe en el último episodio del genocidio israelí contra Gaza clama al cielo. Y lo de Egipto simplemente no tiene nombre. El «revolucionario» golpista Al-Sissi empezó anunciando una tregua sobre la que ni siquie- ra pidió su opinión, como una de las partes, a Hamas.
Subsanado el error, la «mediación» egipcia ha ofrecido estos días dos alternativas a Hamas. O te desarmas y desarmas a la Yihad Islámica, como sueña Israel, o te quedas quieta, aislada y bloqueada tanto por Israel como por Egipto. Ah, eso sí, con Alemania como «garante» del paso de Rafah. Otro árbitro no comprado sino absolutamente vendido a Israel por su mala concien- cia nazi-histórica.
Para ese viaje no hace falta más que leer la prensa israelí, que aboga desde hace semanas por un acuerdo entre Israel y Egipto para sojuzgar definitivamente a los Hermanos Musulmanes palestinos (Hamas), tal y como cree haber conseguido Al-Sissi con los hermanos egipcios, y ofrecer los restos de Gaza a Mahmud Abbas y a la ANP.
Quizás el destino de la crisis ya no esté en Gaza sino en Cisjordania. Y no en la ANP sino en la resistencia de los palestinos de Hebrón y de Jerusalén. Porque hace tiempo que dijo más de uno que el problema de los palestinos no es Israel. Son los propios sátrapas árabes.

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