Las comparsas devolvieron ayer a las fiestas la tradicional afición bilbaina a las goitiberas con una excepcional respuesta del público, que abarrotó a lo largo de la mañana los aledaños de las peligrosas curvas de Zumalakarregi. La prueba evocó viejos tiempos, porque por momentos pudo oírse el inolvidable sonido de los rodamientos sobre el asfalto, pero lejos de los tramankulus sobre ruedas de antaño, el Open de ayer exhibió técnica, profesionalidad y una gran afición en Euskal Herria a diferentes modalidades lejos de aquellas rudimentarias goitiberas fabricadas en casa con más humor y valentía que conocimientos técnicos. Y, sin embargo, fueron muy aplaudidas las clásicas o «cuatropalos», aunque muy mejoradas.

La seguridad fue uno de los aspectos que se cuidó al milímetro. De hecho, la disposición del circuito se preparó siguiendo las indicaciones de Euskal Herriko Inertzia Kiroletako Federazioa (EHIKF), cuya colaboración en la organización de la prueba no se cansaron de agradecer las comparsas. Policía Municipal y Cruz Roja estuvieron pendientes de incidencias, porque ni los consejos vía megafonía ni el precinto, ni los fardos evitaron la invasión del circuito para cruzar la calle, desconocedores seguramente de que algunos de los vehículos que participaban ayer pueden llegar a superar los 100 kilómetros por hora.

«No nos ha sorprendido la alta participación porque éramos conscientes de que había muchas ganas y por eso hemos recuperado el acto», apuntaron portavoces del movimiento comparsero, tras explicar que en Euskal Herria hay una gran afición a los deportes de inercia, como en las cercanas Cantabria y Asturias. Contaron que han estado visitando otras pruebas para informarse sobre la correcta organización de una carrera de este tipo a todos los niveles.

Los participantes se medían en tres tandas, una de reconocimiento no puntuable y el mejor tiempo de dos mangas en seis modalidades: Neumática, Gravity Bike, Arina (Ligera -en la que entran Street Luge, patines, Skate y Long Board)-, Rodamientos, Drift Trike y Libre.

Entre los participantes, experimentados en estos lances como los bilbainos Arkaitz y Jon explicaron que afición sobra, lo que falta es dinero para hacer frente al coste de los viajes para participar en diferentes pruebas. Hace falta esponsor, y haberlos haylos, en su mayoría fabricantes de tablas de skate como la cercana Goat en Bera, pero los costes son altos.

Zonagravedad, en la margen izquierda, también está especializada en la fabricación de goitiberas y en la impartición de cursos de pilotaje y alquiler para carreras populares. Ayer participaron en Bilbo con la «Sputnik» la versión mejorada de la clásica goitibera. Desde Madrid, El Gato con Mota también mostró su oferta, tablas personalizadas trabajadas artesanalmente.

No hay edad

El Open Aste Nagusia dejó también claro que no hay edad para practicar el deporte. La más pequeña, Maider, de 4 años, arrancó los aplausos del público en cada una de las tres bajadas sobre una goitibera clásica pero personalizada, de color rosa y con su nombre entre flores, de la que se bajaba y empujaba como los más experimentados corredores. Otro precoz deportista, Orkatz Pérez, un erandiotarra de 11 años, contó a GARA que empezó a competir sin cumplir los 3 años primero con una «cuatropalos». Ahora lo hace con un skeleton que pilota tumbado. Desde Gernika. Legazpi, Gueñes y llegados de fuera de Euskal Herria, demostraron que todas las modalidades de deporte de inercia están en alza.

Txupinera y pregonero colocaron txapelas a Julen Agirreburualde (Neumática), Iker Arizti (Gravity Bike), Bergoi Zuazua (Arina), Josu Berciano (Rodamientos), Gorka Córdoba (Libre) y Oskar Miera (Drift Trike). Prueba superada, el año que viene a por más y si es posible, mejor.