Raimundo Fitero
DE REOJO

Flojera


Me encanta la manera con la que el actual presentador de «La Sexta noche», Javier Gómez, solventó la ausencia de última hora de ese gran líder de la nada, Pedro Sánchez. Le recriminó que se tirara de la moto en el último momento. «Podía haberlo dicho antes y nos hubiéramos ahorrado algunas promos». Miedo escénico, estrategia equivocada, flojera, no llega a ser ni un zombi, parece un personaje de un museo de cera trasnochado. Un chico que de ser consejero de Bankia llegó a ser un espectro político, un subalterno de la banda de Rajoy. Y no tiene rumbo. Salir en la tele, aunque sea en las promos nada más. Hablar de política, lo menos posible; que no se note su flojera.

Deberíamos ver un titular que dijera: «Intoxicación en RTVE», y todos entenderíamos que se trata de alguna de las constantes muestras de manipulación informativa intoxicadora. Y no, esta vez es que en el comedor del ente público estatal se han producido intoxicaciones alimentarias, en algún caso severa, por culpa, dicen, de un atún en mal estado. Han iniciado una investigación. Todo cuadra, se convierte en una acumulación de acontecimientos encadenados que crean el ambiente propicio. Y no puede ser la cocina algo exento de la rapiña general. La flojera general del ente es mantener los mínimos necesarios en todos los órdenes.

Lo que da rabia, lo que nos coloca ante nuestra propia conciencia es un fotomontaje que he visto en la que se ve a los ya miles de oportunistas bañándose con agua helada y al lado un niño africano bebiendo unas gotas de agua en el tapón de una garrafa. Duele esa foto, esa comparación, pero es así como está sucediendo el devenir de la Humanidad. U otra imagen demoledora, aérea, de una patera, una barcaza que no se ve porque hay decenas, quizás un centenar o más de personas subidas a ella en medio de un mar inmenso. Congoja. Después vemos imágenes de los yates de los ricos, de los cruceros de las clases medias, de los pescadores con radar y seguridad privada esquilmando océanos frente a pescadores con sus instrumentales ancestrales y artesanales. La flojera de una actitud contradictoria, de una desigualad que crece y que no anuncia nada bueno.