Raimundo Fitero
DE REOJO

Cuatrocientos


En el día que Julio Cortázar hubiera cumplido cien años, me entero de una manera casual de que en Francia se está preparando un reality en el que participarán varios escritores con obra publicada, que convivirán las veinticuatro horas juntos y que escribirán entre todos una obra literaria. Un libro. Bueno, maticemos: un producto que se comercializará en librerías y asimilados y que a lo mejor ya está en imprenta antes de empezar el show televisivo. Los datos aportados por la productora no dejan de producir tristeza y retratan de una manera realista la cruel situación en la que viven los escritores de ficción.

Se presentaron más de cuatrocientos optantes a participar. Se han seleccionado cuarenta de los que en breve quedarán los veinte que formarán parte de este ¿se le podría llamar experimento televisivo? que tendrá como decorado un castillo. Es decir, existen en Francia cuatrocientos aspirantes a famosos que se dedican a escribir novelas, cuentos, guiones. Estos cuatrocientos, más otros cuatro mil que no se han atrevido por pudor, o que no les interesa este tipo de promoción, forman el ejército de escribidores que pelean por hacerse un hueco en las editoriales, en las estanterías de las librerías, en los anaqueles virtuales de ese imperio del mercadeo y la colonización que llaman Amazon.

Sabiendo que Belén Esteban es una de las grandes vendedoras de libros, los participantes en este reality que sean capaces de captar la atención de los telespectadores por chismosos, enredadores, telegenia o liarse con otro participante, serán los que posteriormente tendrán más posibilidades de ser editados y de convertirse en best-seller. Es una cuestión de mercado. No tiene nada que ver con la literatura, ni con la cultura. Pero se intentará etiquetar como televisión-cultural.

Uno estaba a punto de proclamar que los reality eran parte del pasado televisivo, que se había acabado esa etapa, pero resulta que es justo al contrario, la literatura, la política, el amor son ahora un reality televisivo. Quizás sea la sociedad del chismorreo en la que vivimos producto de los realitys. O justo al revés. Tema para sociólogos. Cuatrocientos aspirantes. Ay.