IKUSMIRA

Teníamos razón con el IVA y ahora toca tragar

Nos han dicho de todo. Que éramos alarmistas, que no teníamos rigor, que mentíamos y que llamar rescate al pacto del IVA de Volkswagen fue un exceso, un golpe de amarillismo. Tuvimos que defendernos como pudimos. Conseguimos las actas del acuerdo y las colgamos en NAIZ, y mantuvimos que había 1.500 millones de euros (e incluso 1.700 si se suman los recargos) que Madrid había dejado de reclamar a Nafarroa, en virtud de un pacto que, en cualquier momento, podía reactivarse. Advertimos de que era una baza de enorme importancia a la que el Estado no iba a renunciar tan fácilmente. Porque España no es el País de las Piruletas, por muy chupi que lo pinten UPN y PSN.

Las críticas siempre pesan, pero cuando se tiene el tochazo del expediente sancionador elaborado por la Agencia Tributaria entre las manos, uno siente que sube al alambre con red. Y, como Barcina sabe, nosotros lo tenemos. Cuando, en mayo de 2012, nos referimos a la reunión de Álvaro Miranda en la que notificó la existencia de este multón y su paralización a los portavoces parlamentarios como un rescate encubierto, teníamos razón. Han sido dos años de prédica en el desierto, pero ahora se olvidan las críticas y parece como si no hubieran dejado a GARA solo alertando de que la viabilidad de Nafarroa como comunidad diferenciada pendía de un hilo. «Son los vascos, son los de Bildu», decían. ¿Y ahora que lo admite también Barcina, qué?

No sé por qué Montoro blande ahora una sanción que haría quebrar a Nafarroa. Pese a ello, me recuerda mucho a Dionisio I, el tirano de Siracusa que convidó a un festín a Damocles y lo sentó en el lugar de honor. Cuando Damocles miró hacia arriba, vio una espada afilada, cuya punta estaba sujeta tan solo por una crin que amenazaba romperse y rebanarle la cabeza con un movimiento pendular. El invitado tenía ante sí todos los manjares que cabe imaginarse, pero la mera presencia de la espada le dejó inapetente. Igual que estoy yo ahora.