Amenudo los proyectos en común no acaban resultando lo estimulantes que se suponían, y en cambio sirven para comprobar que una crisis de pareja no se arregla construyendo un nuevo hogar o comprando una casa en las afueras. Al joven matrimonio de “Aire libre” le pasa eso, que cuando intentan diseñar un futuro juntos se percatan de que el tiempo  que ya han compartido, suficiente para tener un hijo, les pesa demasiado.

Esto lo sé porque lo resume muy bien la sinopsis, ya que viendo la película no lo tengo tan claro. Y si realmente la realizadora Anahí Berneri ha querido relatar lo que dice el texto previo, no ha conectado conmigo como espectador. Consecuentemente me parece que «Aire libre» está mal contada, que está hecha como a trozos, sin que las partes terminen por encajar con sentido.

La narración avanza a saltos, mayormente bruscos, con un montaje muy descuidado, que no busca la continuidad lógica. El resultado podría ser el de un ejercicio de estilo documentalista, pero se acerca más al de una grabación casera de uso y disfrute doméstico.

El contenido de dichas escenas cotidianas de la vida familiar se basa sobre todo en los juegos, pero no solo con niños, también entre adultos. Puede que los jóvenes padres se contagien por la interactuación con su hijo, y así sus peleas son bastante infantiles, con insultos muy de patio de colegio. De ahí que su crisis de pareja no parezca tan seria y haya que tomársela un tanto a la ligera.