Con 20 minutos tan malos, no se puede aspirar a nada
Los locales sumaron 10 puntos en la primera mitad. El Barcelona pocas veces se ha visto tan poco exigido.

GIPUZKOA BASKET 43
BARCELONA 57
El narrador y aficionado al basket -al deporte de élite, en general- aspira a poder ser testigo de eventos de calidad inusual, aún a sabiendas de que tales hitos se reducen a efímeros chispazos. Por desgracia, los 20 primeros minutos que Gipuzkoa Basket disputaba ayer frente al Barça -sobre todo en ataque- fueron todo lo contrario a lo sublime... por no decir que dieron vergüenza ajena.
Una canasta de Dani Díez tras el salto inicial y dos tiros libres de Dean, ese fue el aporte anotador de Gipuzkoa Basket en todo el primer cuarto. Punto. Claro que, en el Barça, solo se llevaron a la boca los seis puntos de Doellman. Definitivamente, los culés eran humanos, pero es que los de Ponsarnau se lo ponían muy fácil. Fallones Dean y Díez, obtusos Jordan y Franch, empecinados en chocarse contra las torres blaugranas Doblas y Olaizola... La valoración global de los donostiarras era de -3.
Claro que lo peor estaba por llegar. Es decir, que el Barça despertara -22 puntos en el segundo cuarto- y el GBC, no. La valoración al descanso de los de Ponsarnau era de -8; el aporte anotador se redujo a sendas canastas de Jordan y Doblas y dos tiros libres de Huskic -en total, 3 de 30 en tiros de campo-, mientras que los ensayos de zona 2-3 para tratar de aferrarse al partido desde la defensa supusieron que el Barcelona despertase, sin alardes pero con paciencia, dejando al descanso un 10-28 que invitaba a fugarse de Illunbe. Por fortuna, los de Ponsarnau iban a reaccionar tras el paso por los vestuarios, espoleados por su amor propio. Lo debían.
Vergüenza torera de Díez
No hacía falta gran cosa para que la valoración de la segunda mitad mejorara la primera. A pesar de encajar 11 tapones, de firmar un 2 de 20 en triples y a pesar de tener que reconocer que el Barça casi nunca tendrá que hacer tan poco para ganar de tanto -25 a 81 en valoración-.
Pero al menos se vieron ganas. Jared Jordan contactó un buen par de pases, Doblas anotó al fin tras unas pocas jugadas de espaldas, a Franch le salieron dos filigranas y hasta Jordi Grimau hizo picar una vez al Barça con sus amagos.
La palma, empero, se la llevó Dani Díez. Xavi Pascual le dio sesión de banquillo a Huertas y Abrines, algo que Hezonja y Satoransky -con Tomic o Pleiss adentro- aprovecharon para que los culés se fueran de una vez para siempre. Pero al menos les costó, porque Dani Díez, con ocho puntos seguidos, hizo levantarse a Illunbe, elevando un 25-36 de vergüenza torera.
Un parcial de 3-11 finiquitaba aquella tortura. GBC únicamente logró superar la barrera de los 40 puntos. Triste consuelo.
Con perspectiva, «un paso adelante»
Sorprendió Jaume Ponsarnau, al ver «un paso adelante» por la defensa. «Excepto dos minutos en el segundo cuarto, atrás ha sido el equipo que quería ser. Pero al basket se juega en los dos lados», afirmó.
«La salsa de este juego es encontrar jugadores inspirados. Solo hemos encontrado a Dani -Díez- en el tercer cuarto, y nada más. Y eso marcó el partido. El equipo sabe salir del vestuario, ya que los terceros cuartos suelen ser muy buenos. Pero nuestro average de los segundos períodos no puede ser tan malo», sentenciaba el técnico.
Ponsarnau solicitó perspectiva. «No podíamos jugar 40 minutos hasta ahora, porque nuestros momentos malos eran espantosos. Hemos reconstruido nuestras estructuras, lo que supone regular las fuerzas delante para atrás estar mejor. Tocamos unas teclas y eso ha desestabilizado otras cosas. Buscamos las situaciones que queríamos, pero sin acierto. Quiero verlo como un paso adelante», declaró.
Jordi Grimau resumía la situación del conjunto. «Falta encontrar el equilibrio entre el ataque y la defensa». A. G.

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