Los parones competitivos no suelen ser bien recibidos por los futbolistas. El equipo en buena racha no quiere verla interrumpida y el que ha sufrido un tropiezo ansía ponerle remedio cuanto antes. Pero de vez en cuando los astros se alinean.

Es lo que sucede con el Eibar, al que las dos semanas que transcurrirán entre la visita a La Rosaleda y la llegada del Real Madrid a Ipurua pueden venirle de perlas, teniendo en cuenta la situación de la plantilla. A día de hoy, a Gaizka Garitano le resultaría muy complicado confeccionar una defensa mínimamente reconocible.

En realidad, tampoco lo tendrá fácil contra la escuadra merengue porque, salvo sorpresa, Lillo y Raúl Navas no podrán disputar el choque, tras haber visto su quinta amarilla y ser expulsado, respectivamente, ante el Málaga. El problema añadido es que otros dos centrales, Txema Añibarro y Borka Ekiza, tampoco estarían en condiciones de jugar. El central navarro, titular en Vallecas, se cayó en el último momento de la lista en la última jornada como consecuencia de una contractura. El capitán azulgrana, uno de los cuatro jugadores que no ha disputado aún un solo minuto esta temporada, también quedó incluido en el parte de bajas, por molestias sin especificar. El cuadro lo completa Didac Vilà, que viajó a Vallecas la pasada semana pero que en el entrenamiento previo al choque sufrió un bocadillo que le dejó fuera de la lista -Garitano tuvo que llamar de urgencia a Abraham- y también le impidió enfrentarse al Málaga. Es decir, a día de hoy, el técnico solo tendría disponibles dos laterales, Bóveda y Abraham, y un central, Albentosa.

Piovaccari, confiado

El cuarto futbolista que confía en aprovechar el parón para ponerse a punto es Federico Piovaccari. Tras ganarse un puesto en el once, el italiano anotaba su segundo gol de la temporada el pasado lunes en Vallecas. Pero también vivió la cruz, al retirarse a un cuarto de hora del final con problemas físicos. Una rotura de fibras en el aductor largo de la pierna derecha que le impidió entrar en la expedición para Málaga.

Piovaccari pasará hoy consulta para comprobar el estado de su dolencia pero se muestra optimista. «Me siento mejor y estoy trabajando bien con el preparador físico -confesó-. Ahora dependerá de lo que se vea en la prueba pero estoy mejorando y espero que el lunes o martes pueda empezar a trabajar con el grupo». Aunque tampoco quiere forzar su reaparición, por mucho que el próximo encuentro sea uno de esos que ningún jugador quiere perderse. «Espero estar en condiciones de jugar pero si no puede ser, ya será el siguiente», aseguró.

Más que la posibilidad de no enfrentarse al Real Madrid, lo que molesta al italiano de su lesión es que haya llegado cuando estaba reivindicando su titularidad con juego y goles. «Me duele el momento en que ha llegado la lesión -confesó- porque me estaba sintiendo en mi mejor momento desde que llegué. Estaba jugando e intentando aprovechar el momento y estaba contento con cómo estaba mejorando». Por eso, más que la fecha exacta de su reaparición, al ariete le importa que «el estar parado no me corte el ritmo porque ya me estaba sintiendo mejor y espero poder mantenerlo pese a este parón».

Piovaccari, por otro lado, se muestra encantado con el rendimiento del equipo. «Estamos todos muy contentos. El equipo se está mostrando muy competitivo y creo que incluso podría tener algún punto más». En su opinión, se están «cumpliendo las mejores expectativas que se marcó todo el mundo cuando comenzó la temporada, viendo al equipo en la mitad de la clasificación y siendo competitivo frente a rivales muy fuertes. Espero que podamos continuar así y nos mantengamos en Primera», deseó.