Raúl Dellatorre
PÁGINA/12, 2014/12/12
HEMEROTEKA

La batalla detrás de los barriles

El precio para el barril de petróleo de Texas (WTI) volvió a bajar ayer a un nivel de 59,95 dólares, su menor valor desde 2009. (...)

Con el desarrollo de la explotación no convencional (shale oil), Estados Unidos alcanzó un estatus de autonomía al lograr condiciones para autoabastecerse. Sin embargo, por algún tiempo mantuvo la demanda de crudo extranjero y preservó el propio como reserva. Esta situación cambió en los últimos meses, cuando resolvió reemplazar la demanda externa por producción propia. El impacto sobre el balance mundial se hizo sentir.

La posición de Arabia Saudita podría ser considerada la inversa. Como principal productor y exportador mundial, podría suponerse que es uno de los más perjudicados por el cambio de posición de Estados Unidos. Sin embargo, como aliados políticos de Washington, los sauditas «convalidaron» la presión bajista sobre el precio frente a sus pares de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo): resistió la propuesta de varios de los miembros de la organización de una baja conjunta de la producción para que la oferta se ajustara a la menor demanda. Estas cuestiones no se resuelven por simple mayoría, porque si los demás bajan la oferta exportable para inducir una recuperación del precio, pero el principal productor mantiene elevada su oferta, la consecuencia es que el precio mundial no repuntará, con lo cual quienes hayan bajado la producción podrían verse perjudicados doblemente: por menor precio y por menor volumen vendido.

A esta altura, la diferencia principal entre Arabia Saudita, el «socio» de Estados Unidos, y el resto de los miembros de la OPEP, no es sólo la capacidad exportable sino, fundamentalmente, qué capacidad de «aguante» tiene cada uno a una situación perdurable de precio del crudo deprimido. En ese punto, claramente Irán y Venezuela pueden contarse entre los más afectados. Con más espaldas, pero igualmente afectada, hay que sumar a Rusia a la lista (cuyo gas está atado al precio del crudo). Una nómina que, sin dudas, Estados Unidos tiene muy presente.

(...) La OPEP, quebrada entre dos posturas opuestas, no puede ofrecer señales ni respuestas que equilibren la situación, al menos mientras Arabia no decida un cambio de posición. Este miércoles, el ministro de Petróleo saudí, Alí al Nouaimi, respondió, casi ajeno al asunto, «¿por qué debería yo reducir la producción?». Estados Unidos, en tanto, parece muy conforme en asumir el «costo» de consumir sus reservas mientras pueda ver, al mismo tiempo, que los mayores perjuicios recaen en sus principales adversarios políticos.