Joseba VIVANCO
DESDE LA GRADA

Razones y sinrazones del «fichaje» de Illarramendi

Creo que estamos en un gran club y que el jugador no debe mirar más allá sino tener como máxima aspiración jugar en el Athletic. Muchos lo vemos así y nunca nos sentimos inferiores a otros». Esta aseveración es el frontispicio filosófico de la política de Josu Urrutia y su directiva ante la marcha de jugadores referencia estos últimos tres años. La pronunció allá por agosto de 2013, cuando se supo del primer interés del Manchester United por Ander Herrera, negado por el futbolista cual San Pedro y el gallo. La pregunta ahora es: ¿lo que vale para la puerta de salidas vale para la puerta de llegadas? Todo apunta a que Asier Illarramendi, txuri urdin de corazón y hoy merengue de profesión, puede recalar en el club bilbaino esta semana.

El Athletic le quiere y está dispuesto a echar la casa por la ventana por él, y el Madrid, pues como diría aquel, más valen los buenos millones del Athletic en mano que los ciento volando de Arsenal allá en junio... Entre dimes y diretes, hemos leído que el jugador no tiene a los leones como su primera opción, que esa es seguir de momento en el Bernabéu, e incluso que aguardaría a verano para hacer las maletas rumbo a Londres. Del mismo modo que hemos rebuscado en la hemeroteca para rescatar lo que el de Mutriku contestaba cada vez que le sugerían, años atrás, si se veía de zurigorri. Huelga decir que su respuesta fue la de cualquier jugador de la Real, la misma que seguro utilizaron otros que luego terminaron cruzando la A-8 en dirección Lezama. Lógica y entendible, aunque debiera saber que el fúbol da muchas vueltas.

Así las cosas, es factible que tengamos entre nosotros a un guipuzcoano, de la Real, que hasta hace dos días no se veía vestido de rojiblanco ni en Carnavales de Azpeitia y por un pastón, su traspaso, y otro tanto su ficha. Y es entonces cuando a muchos aficionados del Athletic les da un apretón. Y lo hacen con razón y sin razón. Y me explico.

Con razón porque más allá del debate sobre la necesidad meramente deportiva del fichaje -con el que personalmente estoy de acuerdo-, el frontispicio filosófico se cae por su propio peso. La máxima aspiración del jugador no parece ser jugar en el Athletic y le compadezco en su presentación en Ibaigane si desde la bancada de la prensa hay quien quiera hacer sangre. Vendrá en todo caso empujado por las circunstancias y por un buen sueldo, pero de la misma manera que en Lezama se paga a chavales de 16 o 17 años para que no escuchen otras ofertas, cuando su máxima aspiración debería ser estar en el Athletic. Pues no nos rasguemos la vestiduras a estas alturas del partido.

Y sin razón porque el vestuario del Athletic, como hubiera sido el de la Real de haber sido a la inversa, recibirá con los brazos abiertos al jugador, como uno más, porque son profesionales de esto, porque saben de qué va esto, con lo que no es sino malgastar salud y saliva que aficionados de uno y otro club se echen las manos a la cabeza llevados por sentimientos, fobias o rivalidades de sobremesa. `Illarra' habrá repetido hasta hoy que jamás se vería con la camiseta rojiblanca, como buen realista, lo que no impedirá que en nada sea un león más -¿o eso de león es como La Catedral, que hay que ganárselo?- y tenga que recibir el apoyo de la grada. ¿Y sobre esos 20 o 25 millones por su fichaje? Pues bilbainadas mayores se hacen, no es dinero de un servidor y los socios, que a fin de cuenta ponen pasta, serán los que decidan si les parece una barbaridad o una necesidad.