El 16 de noviembre, un gol de Ainhoa Vicente daba la victoria a la Real en Vallecas y le colocaba a dos puntos de posiciones coperas. El equipo parecía remontar el vuelo definitivamente, tras un inicio de temporada complicado, marcado nuevamente por un calendario caprichoso que había encadenado cocos en las primeras jornadas.

Pero la realidad está muy lejos de las expectativas creadas con aquel triunfo. Han pasado ocho jornadas y las donostiarras no han vuelto a levantar los brazos. Apenas han podido sumar dos puntos en esos ocho partidos y, evidentemente, que haya enfriado sus aspiraciones coperas resulta ahora mismo irrelevante: la verdadera preocuación está abajo. No demasiado abajo, ese es el problema, apenas son dos puntos los que separan a la Real de las posiciones de descenso. Y eso en una temporada en la que no hay equipos descolgados, como ha sucedido en las campañas previas. Ni Sant Gabriel ni Sevilla arrojan la toalla.

Mucha presión, que sufre en primera persona, entre otras, María Díaz Cirauqui. El pasado verano dejaba el Transportes Alcaine para recalar en Zubieta con la ilusión de «meternos por lo menos entre las ocho primeras, jugar la Copa... Las cosas no nos están saliendo bien de momento así que por ahora no podemos pensar en eso. Ojalá seamos capaces de darle la vuelta, como hizo la Real el año pasado, y poder volver a hablar de ese objetivo pero de momento es evidente que no».

De momento toca hablar de una pelea mucho más peliaguda, la del descenso. Una posibilidad de la que Cirauqui, pese a las estrecheces de la clasificación, no quiere ni oir hablar. «Estamos en una situación difícil, eso es evidente, pero a ninguna de nosotras se nos ha pasado por la cabeza que vayamos a acabar ahí abajo. Ni pensamos en eso, pensamos en el partido de cada semana porque es la única manera de que salgamos de esta situación».

Pensar, pensar en exceso es, precisamente, lo que suele suceder en este tipo de situaciones, a las que se llega por muchos motivos pero de las que suele costar salir sobre todo por cuestiones anímicas. Lo admite la futbolista de Funes, para la que la Real juega «con ganas, prepara los partidos, los competimos, vemos que podemos hacerlo», pero de un tiempo a esta parte siempre acaba disgustado, «muchas veces por la cabeza. Lo estás haciendo bien, cometes un error, el rival lo aprovecha y te vienes un poco abajo». Evidentemente, el equipo txuriurdin también tiene que «mejorar aspectos del juego, de la concentración» y tampoco se puede negar que su rendimiento se ha visto muy afectado «por las bajas, porque están siendo muchas, importantes, varias de larga duración...». Pero Cirauqui insiste en que «hay mucho de psicológico. Te vas metiendo en esa dinámica, vas sintiendo cada vez más presión y eso se nota a la hora de jugar».

Por eso cree que una victoria «igual no lo solucionaría todo pero sí mucho. La necesitamos. Para tomar aire, darnos convicción y tirar para arriba». Y nada mejor que ante el Athletic. «No creo que haya mejor partido que el derbi para reaccionar», asegura la navarra. «Porque estás más motivado, por esa tensión especial, porque por lo que me dicen suele haber mucha afición y ambiente en Zubieta... Sería especialmente importante ganar el sábado, nos daría mucho», admite.

Y puede que no sea un mal momento para recibir a las rojiblancas. Afectadísimas también por las lesiones, su situación clasificatoria puede restarles motivación. «Es posible. Para ellas también es un partido especial pero no están pasando un buen momento y quizá podamos aprovecharlo. Ojalá. Nos vendría muy bien».