Mikel INSAUSTI
Zinema kritikaria
CRíTICA: «Bob Esponja: Un héroe fuera del agua»

La imagen real le va muy poco a esta loca animación

Es curioso que los dibujos de «Bob Esponja» nos siguen pareciendo muy modernos, y eso que ya llevan quince años de existencia televisiva en el canal Nickelodeon. Así que hay que reconocerles una frescura y una originalidad que los hacen únicos, por no hablar de su inclasificable diseño de personajes, a cada cual más absurdo. Álex de la Iglesia tiene a «Bob Esponja: La película» (2004) como su creación animada favorita. Once años después nos llega una segunda entrega cinematográfica, que ya no viene firmada por su creador Stephen Hillenburg, y en consecuencia pierde parte de su genuino potencial.

No tengo contabilizada la duración de la parte de imagen real en «Bo Esponja: Un héroe fuera del agua». Tampoco deben de ser mucho más de quince minutos, ya que solamente es introducida dentro del montaje en el prólogo y en el final. Pongamos que en resumidas cuentas ocupa una aproximada sexta parte, lo cual resulta un tanto desconcertante, teniendo en cuenta que ha quedado reflejada en el título de la película, a pesar de su escasa relevancia.

Da la impresión de que solo ha sido una probatura, y de que a la vista de los resultados no se han atrevido a desarrollar más el trabajo con intérpretes de carne y hueso, conformándose con la reducida presencia estelar de Antonio Banderas como pirata. El inserto, aun siendo mínimo, no llega a encajar. La intentona de transformar a Bob Esponja y sus amigos en los protagonistas de una película de superhéroes se limita a un cortometraje que, a lo máximo, debería de proyectarse delante del largo de animación. Mucho me temo que su ocasional existencia en tierra no va a tener continuidad.

Si nos olvidamos del fallido segmento, el resto permanece fiel al estilo característico de Hillenburg, a través de una aventura que utiliza como pretexto la lucha por la receta de la hamburguesa de cangrejo, para dar rienda suelta a un delirante y surrealista viaje a los confines del espacio y del tiempo, con una enloquecida parada en la mente del amarillento y extraño ser subacuático.