EIBAR 0

ELCHE 1

El fútbol es un juego de errores. Y gana el equipo que menos comete. Se atribuye la autoría de la frase a Johan Cruyff, aunque podría suscribirla cualquiera. Con especial énfasis, en estos últimos tiempos, el Eibar.

Dos errores le costaron la derrota en Riazor hace diez días. Pasaron más desapercibidos, pese a que fueron notables, porque la actuación general del equipo ante el Deportivo dejó bastante que desear. Ayer dolió más. Porque los azulgranas no alcanzaron la versión que tan buenas tardes ha deparado esta temporada pero ofrecieron una considerable mejoría respecto a las últimas jornadas. Más contundentes en tareas defensivas -el Elche apenas había disparado una vez entre los tres palos hasta el gol y tampoco volvió a hacerlo después- y con más chispa a la hora de buscar la portería contraria, aunque las precipitaciones de las últimas semanas parecen haber afectado también al polvorín armero. No en vano los últimos 360 minutos de competición se han saldado con un solo gol para el Eibar, el de la honrilla ante el Atlético de Madrid a cargo de Piovaccari, que últimamente parece el único con capacidad de lastimar a los contrarios. Y que la próxima semana no podrá enfrentarse al Villarreal, después de que ayer tuviera que marcharse a la ducha antes de tiempo por culpa de una roja.

Pero de poco sirven las mejoras en el juego de los errores, cuando un rival los comete y el otro no. No lo hizo el Elche, serio, concentrado y atento para aprovechar su oportunidad. Sí, lamentablemente, el Eibar. Otra vez en la figura de Xabi, en cuya hoja de servicios se pueden apuntar, indudablemente, muchos de los 27 puntos que ha sumado el Eibar pero que en los dos últimos partidos ha cometido errores de bulto. Ayer se le reblandecieron las manos en el peor momento y el castigo fue severo, severísimo para un equipo que prolonga su caída.

Ni tan mal

Son ya cuatro las derrotas consecutivas que ha encajado el Eibar. Una mala racha que los guipuzcoanos no conocían desde la temporada 08/09, cuando cayeron a Segunda B. Y cuyas consecuencias, al menos, se ven amortiguadas por la magnífica primera vuelta del equipo. También por el comportamiento de sus adversarios, que acumulan pinchazos. Tanto es así que, con cuatro derrotas a sus espaldas en este arranque de la primera vuelta, el Eibar solo ha perdido dos puestos en la clasificación -es décimo ahora- y mantiene un confortable colchón de ocho puntos sobre las posiciones de descenso. Incluso el Elche, en su mejor momento de la temporada, se sitúa todavía cuatro puntos por debajo y con el golaverage, un detalle que hay que empezar a tener muy en cuenta, a favor de los armeros.

La pena es que la combinación matinal de café y periódico podía haber sido, debía haber sido, hoy más placentera. Porque el Eibar fue ayer superior al Elche. Y tuvo ocasiones como para reflejarlo en el marcador.

Los azulgranas ya fueron mejores en el primer tiempo, pese a que se desarrolló de forma más equilibrada, con un Elche compacto, que se las arreglaba para cerrar a un equipo al que se le notaban las ganas de sacudirse el mal fario. Y que, con el empuje de Piovaccari, un chutazo de Borja, otro más espectacular de Navas, un cabezazo de Arruabarrena y una bonita jugada colectiva que se le escapó por poco a Bóveda, inquietó a un rival que solo probó ante Xabi con un lanzamiento de falta. Y al que le entró definitivamente el miedo en el cuerpo con un buen cabezazo de Piovaccari que Tyton sacó sobre la misma línea de gol y que acabó anulado por fuera de juego.

Pero si el Elche se llevó el susto en el último suspiro del primer tiempo, el Eibar se llevó el disgusto en el primero de la reanudación. Botó una falta Albacar, que apenas sí rozó en la cabeza de Jonathas antes de que a Xabi se le escapara para convertirse en el 0-1.

No volvieron a llegar los verdiblancos al área pero lo hizo el Eibar de parte de los dos. Capa, que había saltado al terreno de juego en el descanso en sustitución de un Saúl menos relevante de lo habitual, revitalizó la banda derecha, por la que llegó casi todo el peligro, y no fue poco, en esta segunda parte. Javi Lara, Bóveda, el propio Capa en un par de ocasiones, lo intentaron en un inicio trepidante de la reanudación. Pero se encontraron con Tyton. O con la mano de algún defensa que el árbitro no apreció -tampoco lo haría en el descuento, en una ocasión más clara aún, para enfado monumental de los armeros-.

Quemó sus naves Gaizka Garitano, incluso después de que un manotazo aparentemente involuntario de Piovaccari le costase la roja directa a doce minutos del final. Saltaron al campo Dani Nieto y Dejan Lekic y, aunque no se notó en exceso su aportación, se sumaron al empuje de un equipo que no dejó de intentarlo hasta el mismísimo bocinazo. Pero que no encontró la manera de superar a Tyton y hacer algo de justicia en una noche aciaga.