Joseba ITURRIA
Real Sociedad

¿Y si pedimos una ovación igual para Aranzabal?

El descanso de ayer en Anoeta registró la mayor ovación de una tarde pobre en lo futbolístico cuando John Aldridge saltó al césped para saludar a la afición blanquiazul y para poner la guinda al reportaje de la televisión inglesa que le ha traído a una capital a la que no había vuelto desde que abandonó la Real en 1991. Ese saludo no estaba previsto, pero las peticiones de hacer algo con la llegada de Aldridge se vieron correspondidas por el club con un bonito gesto. Como por pedir no debe quedar, uno pediría también que se organice algo similar con Agustín Aranzabal, un jugador que disputó 353 partidos oficiales con la Real en once temporadas que le hacían acreedor de recibir la insignia de oro y brillantes del club sobre el césped. A pesar de que no quiso irse de la Real hasta que se vio obligado tras ser pitado al abandonar el estadio entre pitos con la nariz rota en su última temporada como blanquiazul, de que tuvo un nivel que le llevó a jugar 28 partidos con la selección española absoluta y contribuyó a que la Real fuera subcampeona de Liga y jugara por vez primera la Champions, salió del club por la puerta trasera. No hay ningún ex jugador realista que merezca tanto una ovación como la de ayer que Aranzabal.