Maddi TXINTXURRETA
JORNADAS DE TRABAJADORAS DE HOGAR Y CUIDADOS

QUERÍAN MÁQUINAS Y VINIERON MUJERES

VOCES LLEGADAS DESDE DISTINTAS PARTES DEL MUNDO, LA MAYORÍA MIGRADAS A EUSKAL HERRIA, CONVERGIERON AYER EN BILBO PARA TEJER ALIANZAS INTERNACIONALES Y ESTRATEGIAS COMPARTIDAS CON EL FIN DE ENFRENTAR LA INVISIBILIZACIÓN SOCIAL Y EL OLVIDO ADMINISTRATIVO QUE SUFREN LAS TRABAJADORAS DE HOGAR Y CUIDADOS.

El local autogestionado Karmela del barrio Santutxu de Bilbo fue ayer espacio para que germinaran ideas, luchas y alianzas. Alrededor de 180 mujeres venidas de 25 organizaciones de varios lugares del mundo se reunieron en el marco de las I. Jornadas Internacionales de Trabajadoras de Hogar y de Cuidados, organizadas por Mundubat, Fundación Ellacuría, Oxfam Intermón y Zentzuz Kontsumitu.

Se enredaron mujeres venidas de Honduras, El Salvador, Nicaragua, Etiopía, mujeres migradas a Euskal Herria, mujeres de distintas edades, mujeres con tarjeta de residencia y sin ella, mujeres aliadas, mujeres que aun habiendo vivido realidades muy dispares comparten la pertenencia a un oficio desagradecido y precario: el de los cuidados y de hogar.

«Ni chachas ni domesticadas» es el lema elegido para estas jornadas que reúnen las experiencias de las mujeres del Norte y Sur mundial y que acabarán hoy al mediodía. Aparte del lema principal, pancartas con eslóganes como «Desde la lástima nada, desde la dignidad todo», «Un gol al patriarcado, ¡huelga de cuidados!» o «Querían brazos y llegamos personas» llenaron la sala de Karmela donde se presentaron las ponencias.

El encuentro arrancó con la proyección del documental ‘‘Entretejiendo voces desde nosotras’’, que mediante testimonios de varias mujeres trabajadoras de hogar concluía que todas ellas, orgullosas de ser «las que sostienen la vida», son conocedoras de la importancia que tiene su trabajo, pese a que la sociedad en su conjunto las «invisibilice e infavalore». La reivindicación era clara: el trabajo de cuidados necesita «una reorganización integral».

Violencias cruzadas

En la primera ponencia, las representantes de las asociaciones convocantes explicaron las investigaciones que están llevando a cabo en el ámbito de los cuidados. Todas ellas coincidieron en la necesidad de la articulación de distintas redes que trabajan por los derechos laborales de las trabajadoras de hogar y de cuidados, quienes, según destacaron las ponentes, están atravesadas por distintas violencias, tanto laborales como simbólicas.

La falta de regularización y la mercantilización del sector, la condición de migrantes de la mayoría de las trabajadoras en un sistema colonial y el hecho de ser mujeres en un sistema patriarcal, son solo algunas de las condiciones «interrelacionadas» culpables de menguar e incluso anular sus derecho.

Administraciones

A mediodía comenzó la mesa que hablaba –como lo denominó la directora de la Cátedra Mujeres, Desarrollo y Culturas de la Universidad de Vic, Sandra Ezquerra– «del lado oscuro» de la lucha: las administraciones públicas. Ezquerra fue la encargada de abrir la mesa, conformada junto con ella por la que fue directora de Igualdad de la Diputación de Gipuzkoa la pasada legislatura, Laura Gómez, y la ministra de Trabajo de El Salvador, Sandra Guevara. Ezquerra contó su experiencia de colaboración con el Ayuntamiento de Barcelona para la democratización de los cuidados.

En la capital catalana se propusieron trabajar esos cuidados, tanto los remunerados como los que no lo son, desde una perspectiva holística y siguiendo dos ejes: «La eliminación de la división social desde una perspectiva internacional y el empoderamiento –personal, relacional y de carácter colectivo– de las trabajadoras de cuidados y de las personas cuidadas».

Gómez, por su parte, habló de la experiencia de Gipuzkoa durante el mandato de EH Bildu entre 2011 y 2015. Explicó que, entre otras medidas, redujeron el sistema de copago en los distintos servicios y que el 95% de las entidades firmaron el convenio de mejora sectorial de residencias pactado por la Diputación y varios sindicatos, aunque el PNV lo echó por tierra arguyendo «el intervencionismo salvaje de EH Bildu». «Nuestra apuesta fue dar una respuesta colectiva al trabajo de cuidados y redirigir el empleo del hogar a lo público, no a las manos de empresas multi-servicio», explicó Laura Gómez.

Sandra Guevara, invitada de lujo de las jornadas, relató la pelea que supuso la conformación y expansión de los sindicatos de mujeres. «El primer día en el Ministerio me pidieron que firmara la denegación del primer sindicato de mujeres trabajadoras de hogar», explicó. No lo hizo, y es más, al cabo de tres meses Guevara firmó la creación del sindicato. Esto ocurrió en 2014, y ahora El Salvador cuenta con 21 sindicatos de mujeres, seis de ellos del ámbito de cuidados y del hogar.