Victoria con sabor a seis puntos para Osasuna, los tres que suma y los tres que deja de acumular un Valladolid al que los rojillos adelantan en la tabla. Había expectación por saber cómo iba a solventar Javi Gracia la ausencia de Oriol Riera en la punta de ataque. El técnico iruindarra se ha apuntado a la moda del falso nueve y ha optado por jugar sin un delantero puro, con Armenteros, Cejudo, De las Cuevas y Roberto Torres de mediocampo hacia adelante.

Los locales han dado el primer susto nada más arrancar, con Larsson plantándose ante un Andrés Fernández que esta noche ha demostrado que su error en el choque ante el Almería fue eso, un simple error puntual. La siguiente ocasión de calibre ha llegado cerca de la media hora, con un remate de Cejudo con la zurda repelido por Mariño. La escena se ha repetido al filo del descanso, en este caso con Damià como protagonista, que se ha topado nuevamente con el meta local.

En la reanudación ha sido el killer pucelano Javi Guerra el que más se ha acercado al gol, con un disparo repelido por Andrés y un balón que no ha podido precisar a la salida de un córner. Corría el minuto 80 y Osasuna ya parecía dar por buenas las tablas. El técnico local, Juan Ignacio Martínez, ha metido centímetros con Manucho, listo para un ejercicio de acoso y derribo.

Y en estas que Osasuna se ha desmelenado en una jugada, con Lolo ejerciendo de extremo izquierdo y tres o cuatro hombres prestos al remate en el área albivioleta. Mariño se ha quedado con el molde en su salida y Oier, que había salido en el 68, ha cabeceado a la red con la solvencia de un nueve puro. El de Lizarra le ha cogido el gusto y ha marcado el segundo gol de la temporada y de su carrera, tras anotar hace poco menos de un mes ante el Rayo, también de cabeza.

Séptimo partido consecutivo en el que Osasuna puntúa en Valladolid, que se está convirtiendo en un campo talismán. Oxígeno para equlibrar el inesperado tropezón de hace dos semanas en casa.

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