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BILBO

Venezuela, un año sin Hugo Chávez

Un año después de que el cáncer arrebatase la vida al expresidente venezolano Hugo Chávez, sigue siendo líder por antonomasia de la Revolución Bolivariana, que le convirtió en mito mucho antes de su muerte. Hoy, precisamente, han arrancado los actos de homenaje a un hombre cuya forma de interpelar a líderes mundiales, su carácter y su temperamento dejaron un legado de que todavía marca la política venezonala.

Hugo Chávez ha sido también recordado en La Habana. (Adalberto ROQUE/AFP)
Hugo Chávez ha sido también recordado en La Habana. (Adalberto ROQUE/AFP)

Con un desfile cívico militar y una ceremonia junto al mausoleo que guarda los restos de Hugo Chávez han dado inicio los actos de conmemoración del primer aniversario de la muerte del exmandatario venezolano, que se prolongarán durante diez días.

Además, de estos actos, en en los que participarán jefes de Estado y representantes de diversos países, se estrentará el documental ‘Mi amigo Hugo’ del reconocido cineasta Oliver Stone y se llevarán a cabo multitud de actividades en otras ciudades de Venezuela.

Y es que, un año después del fallecimiento del «Comandante Supremo», Chávez sigue siendo omnipresente en una Venezuela que atraviesa una situación convulsa debido a las protestas de la oposición contra el Ejecutivo encabezado por Nicolás Maduro.

Chávez y su revolución bolivariana no dejaron indiferente a nadie. Algunos le consideraban un caudillo y populista, pero para otros fue un brillante luchador en favor de los más desfavorecidos.

En sus trece años en el poder, consiguió que los pobres se sintieran protagonistas de una política que durante décadas les había condenado a ser invisibles. Redujo la pobreza de un 50 a un 27%, convirtiendo este tema en el principal baluarte de su gestión.

Sus irónicos discursos y sus irreverentes comentarios –como las célebres «Aquí huele a azufre» o «Váyanse al carajo, yanquis de mierda»– no dejaban indiferente a nadie y ponían banda sonora a los mandatos presidenciales de un líder que hizo soñar a Venezuela, que enfrentaba entonces y ahora graves problemas de violencia e inseguridad, con la prosperidad y la riqueza.

Esas palabras que tantos adeptos le hicieron ganar, le granjearon otros tantos detractores, ya que conseguían exaltar a los dirigentes mundiales, provocando airadas reacciones en muchos gobiernos occidentales, con los que fueron complicadas las relaciones.

Usó el petróleo como principal baza para generar alianzas internacionales y situar a Venezuela como un Estado a tener en cuenta en la diplomacia mundial. La nacionalización de esta materia prima le permitió contar con nuevos ingresos, que en un 50% destinó a fines sociales, haciendo efectiva así la repartición de la riqueza de la que tanto habló.

Con Simón Bolívar como referente indiscutible y Fidel Castro como líder inspirador, Chávez apostó por una América Latina unida, bajo los ideales que él defendía.

Creó el canal Telesur, impulsó la unión económica de las naciones latinoamericanas y no dudó en defender enérgicamente a quienes consideraba sus aliados y denostar a aquellos que tenía por enemigos. «No soy monedita de oro para caerle bien a todos», expresó Chávez durante el último año de su mandato.

Muchos de estos factores sirven para entender por qué millones de personas salieron hace un año a llorar la muerte de un líder cuya imagen siguen llenando las calles de Caracas.

En el siguiente vídeo se recoge el momento en que el entonces vicepresidente de Venezuela, Nicolás Maduro, acompañado por la cúpula político-militar del país, anunció el deceso del mandatario: