
Miles de personas han coreado gritos de «Muerte a Israel» cuando los milicianos de Hizbulah con uniforme militar han trasladado el féretro de Samir Qantar a un cementerio musulmán chií en el sur de Beirut, donde ha sido enterrado.
«Si los israelíes creen que matando a Samir Qantar han cerrado una puerta están muy equivocados porque saben y sabrán que acaban de abrir muchas más», ha advertido Hashem Safeieddine, un alto de cargo de Hizbulah, durante el funeral celebrado en la capital libanesa.
Encarcelado en una prisión israelí durante 29 años, Qantar fue repatriado a Líbano en 2008 en el marco de un intercambio de prisioneros con Hizbulah, el grupo al que terminó uniéndose entonces.
Qandar murió ayer en un bombardeo israelí que Tel Aviv no confirmó aunque se felicitó por el fallecimiento del expreso, figura referencial de la milicia libanesa.

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