Evren Çevik es miembro del área internacional del Partido Democrático de los Pueblos (HDP, por sus siglas en turco) y advierte sobre el «ambiente de agresión» que se ha instalado en el territorio. Insta a la comunidad internacional a presionar a Ankara y alerta sobre los nexos entre Turquía y el Estado Islámico (ISIS). En su opinión, Kurdistán ha entrado en una situación cercana a la «guerra civil». Una escalada que se suma a la violencia que llega desde Siria.

En los últimos meses Kurdistán está sufriendo una escalada de violencia. ¿Cuál es el origen de esta situación?

Sufrimos un ambiente de agresión diario desde las elecciones de enero. Entonces, (Recep Tayyip) Erdogan y su equipo no aceptaron los resultados. Fue una especie de golpe de Estado. También congeló el proceso de pacificación. Desde el 5 de abril nadie de la parte kurda ha visto a Abdullah Oçalan. No se ha podido hablar con él ni visitarle. Esto es una mala señal. En este contexto se iniciaron los arrestos masivos y los ataques, que se desarrollaron especialmente antes de elecciones y que fueron perpetrados por el ISIS.

Finalmente, Erdogan volvió a convocar elecciones y el AKP se impuso con holgura.

El siguiente paso de la agresión fueron las elecciones. El AKP no quería coaliciones, sino eliminarnos políticamente. Nos criminalizaron y nos suprimieron de los medios. Ningún periódico ni televisión nos entrevistó. Existe un ataque contra los kurdos y los socialistas democráticos. No tuvimos la oportunidad de hacer campaña. A esto se le suman hechos como la masacre de Ankara, del 10 de octubre, con más de 100 muertos y más de 400 heridos. Yo mismo estaba allí y todo el mundo entendió que esos asesinatos debían haber sido evitados. Bajo estas condiciones, con la situación de Oçalan, la congelación del proceso de paz y las operaciones de arresto, la gente decidió comenzar con un proceso de autogobierno. Esto no quiere decir la separación, sino la desobediencia. El mensaje es que si no continúan las negociaciones, si no se llega a acuerdos, nosotros encontraremos nuestro camino. El Gobierno turco lo ha considerado una amenaza contra la seguridad del Estado y comenzó una campaña de violencia. Diariamente los civiles están muriendo por culpa de los francotiradores.

Las agresiones de Ejército y Policía turcos han provocado también la reacción armada de la parte kurda. ¿Se puede extender la confrontación?

El pueblo kurdo, especialmente los jóvenes, han puesto en marcha grupos de defensa. Esto está llevando a una situación prácticamente de guerra civil. Todos los días hay muertos. El problema es que los medios no dan información sobre esto y, si lo hacen, hablan sobre terrorismo. ¡Un menor de diez años no es un terrorista! La gente está enfadada, no cree ni a los medios ni al Estado. No tienen ningún tipo de esperanza y no hay reacción por parte de la comunidad internacional. Ankara sigue perpetrando masacres en nombre de la lucha antiterrorista. No hay operaciones antiterroristas sino masacres. Y, encima, se usa la excusa del Estado Islámico.

Ha mencionado que no existe esperanza para retomar el proceso de paz. Sin embargo, ustedes insisten en que es la única vía para Kurdistán. ¿Hacia dónde avanza la sociedad kurda?

El Gobierno no tiene ningún discurso. Erdogan dice que sí, que realizarán una negociación, pero no con el PKK o con Oçalan, sino con el pueblo. ¿Qué pueblo? Están hablando de algunas promesas para otorgar un estatus a la región. Pero, ¿a qué tipo de estatus se refieren? No hay detalles sobre qué artículos o qué leyes se modificarían. Parece que hay una teoría: si no buscas una solución es que no hay un problema. Por eso la gente está enfadada y perdiendo la esperanza. La tenía, pero no gracias al Estado, sino por la posición de Oçalan y el PKK. Si el Gobierno quiere el proceso, puede comenzar de nuevo. Sin embargo, ¿con qué promesas? ¿Qué tipo de metodología implementará los nuevos pasos? Ahora se puede decir que la guerra ha pasado a las áreas públicas. El Ejecutivo no debería intentar sacar ventajas a través de la guerra.

La zona está también castigada por los conflictos en Siria e Irak. Y todos ellos se mezclan. Los kurdos se han convertido en referencia mundial por su lucha contra los yihadistas del Estado Islámico y, sin embargo, son permanentemente castigados por Turquía. ¿Confía en una presión de la comunidad internacional que haga cambiar la posición de Ankara?

La comunidad internacional debería presionar a Turquía. Crearía una nueva oportunidad para reavivar el proceso de negociación. Como primer paso, el PKK debería ser eliminado de la lista de organizaciones terroristas. Está luchando contra el Estado Islámico y esta situación tiene que ver con la crisis siria. Turquía no quiere una solución pacífica: provee a organizaciones como Daesh (ISIS), Al Qaeda, Al-Nosra. El problema kurdo no es local, sino internacional. Estabilizar la región a través de los kurdos y otros grupos religiosos mediante el principio de pluralidad garantizará que no haya más emigración hacia Europa.

¿Cómo puede afectar esa presión a la colaboración entre Turquía y los grupos yihadistas? Es algo evidente que existen nexos entre Ankara y el Estado Islámico.

El comercio ilegal de petróleo no se puede desarrollar sin el conocimiento del Estado. Erdogan y los líderes turcos deberían ser amenazados por ello. El Estado Islámico es una organización que va contra los principios de la Humanidad. Si el Gobierno acepta cooperar con ellos es que son responsables también de estos crímenes. El Estado Islámico debe ser frenado no solo desde la vía militar, sino también económicamente. Tienen solo una frontera de 90 kilómetros. No es mucho. Pese a ello, siguen transfiriendo su petróleo a Turquía. Los responsables turcos deberían ser castigados. Nosotros no queremos criticar a todo el país o a su gente, sino a su Gobierno, que supone una amenaza para toda la región. Además, en Turquía no encuentras ninguna noticia sobre la relación con ISIS. Es como si solo estuviese en Siria. No, también está en Turquía, pero no existe esa percepción en los medios de comunicación. La comunidad internacional tiene que obligar a Turquía a cambiar sus políticas.

Uno de los últimos episodios que han añadido tensión es el derribo de un caza ruso por un ataque turco. ¿Cómo cree que puede afectar a la región?

Rusia estaba bombardeando a organizaciones vinculadas con Turquía. Ankara se ha convertido en una especie de mediador que ha construido una oposición artificial. Esto no sirve a la gente, sino al islam radical. No están promoviendo la democracia. Si vencen a Bashar al-Assad, nadie cree que el Ejército Sirio Libre pueda traer la democracia. Construirán un nuevo Afganistán. Turquía estaba molesto con Rusia y por eso atacó su avión.

Señala también al Ejército Sirio Libre. ¿No se habían registrado experiencias de colaboración entre este grupo armado y las fuerzas kurdas?

En Rojava y Yazira lo que hay es una coalición establecida entre kurdos, árabes, cristianos... que van juntos y han establecido una coordinación armada. Están protegiendo a la gente, son nacidos allí, no combatientes extranjeros como los que apoya Turquía. Se dice que hay turcomanos. Pero solo el 15% son de la zona, el resto son chechenos, afganos... Esta coalición ha traído una nueva esperanza para Kobane. Por eso tienen que ser apoyados por la opinión pública internacional.

En esta especie de «guerra proxi», EEUU también juega su papel. ¿Qué opina de sus ataques?

Los bombardeos contra el Estado Islámico son aceptables. Los apoyamos. EEUU debería seguir atacando al Estado Islámico y ampliarlos a otros grupos radicales como Al-Nosra. Creemos que estos ataques deberían ser apoyados por grupos locales. Existe un tipo de coordinación, pero creemos que debería incrementarse con ataques comprensivos y masivos. Existe un fundamento sicológico. El Estado Islámico tiene en Raqqa y Mosul sus bastiones. En el futuro tienen que ser objetivo para que sean liberados. Coalición de EEUU y Rusia, que lancen ataques y que den la oportunidad para eliminarles. La prioridad debe ser Estado Islámico. Turquía sigue con su objetivo, que son los kurdos y el régimen de Al-Assad. Pero si cae, ¿quién llegará? No hay respuesta.