Iñaki IRIONDO

Al andar se hace camino, mas hay que andar

Muchos abertzales estamos confusos con los independentistas catalanes. Nos sorprende que no hubieran evaluado debidamente la combinación de ferocidad y sutileza del Estado en la represión (que sigue la experimentada senda de conculcación de derechos y libertades del «todo es ETA»/«todo es rebelión») y, al mismo tiempo, nos desconcierta su capacidad de sortear a última hora obstáculos que parecían insalvables a través de fórmulas imaginativas que en ocasiones rozan lo estrambótico y que rompen las cinturas de nuestras respectivas ortodoxias. Están haciendo bueno el machadiano «caminante no hay camino, se hace camino al andar».

Muchos abertzales estamos confusos con los independentistas catalanes. Nos sorprende que no hubieran evaluado debidamente la combinación de ferocidad y sutileza del Estado en la represión (que sigue la experimentada senda de conculcación de derechos y libertades del «todo es ETA»/«todo es rebelión») y, al mismo tiempo, nos desconcierta su capacidad de sortear a última hora obstáculos que parecían insalvables a través de fórmulas imaginativas que en ocasiones rozan lo estrambótico y que rompen las cinturas de nuestras respectivas ortodoxias. Están haciendo bueno el machadiano «caminante no hay camino, se hace camino al andar».

Pero además de confusos estamos divididos. La falsa dicotomía entre bilateralidad y unilateralidad es una batallita nominalista que pretende ocultar en realidad la fractura entre quienes si realmente quisieran ayudarían a que se pudiera y quienes queremos pero todavía no podemos. La presidenta del BBB, Itxaso Atutxa, hizo ayer unas interesante declaraciones, de las que las agencias destacaron que «Catalunya ha demostrado que por la vía unilateral no hay trayecto en el Estado español», aunque al mismo tiempo la burukide reconocía que la bilateralidad o la llamada «vía vasca» también era un camino difícil. Tan difícil –habrá que recordar– que casi cuarenta años después de su aprobación, la Ley Orgánica española que es el Estatuto de Autonomía de la CAV sigue sin completarse, al tiempo que el Gobierno de Rajoy desarrolla una estrategia recentralizadora en un ambiente político-mediático que en España está hoy más cerca de la Una y Grande (lo de «Libre» es una coña) que de la nación de naciones.

Esta España no acepta ni la vía unilateral ni la bilateral a la soberanía de Euskal Herria. Solo cabe adaptarse al terreno hostil e inventar el camino paso a paso. Y para eso hace falta voluntad para empezar a andar e inteligencia para avanzar. Todavía estamos en la fase de que está claro que algunos no tienen voluntad y prefieren pactar con los del 155, y otros nos conformamos con la queja de qué malos son. Y ahí volvemos a los desconcertantes catalanes: Artur Mas tampoco quería.