Alessandro Ruta

Érase una vez... Quentin Tarantino

Se cumplen 30 años de ‘Reservoir Dogs’, la primera película dirigida por el cineasta estadounidense Quentin Taratino. A pesar del fracaso en su estreno, a partir de entonces todo cambió y se convirtió en un filme de culto.

El equipo de ‘Reservoir Dogs’ al completo.
El equipo de ‘Reservoir Dogs’ al completo. (NAIZ)

Con anterioridad al 20 de enero de 1992, Quentin Tarantino era solamente un frikie del cine, que había estudiado la gran pantalla, literalmente, en la universidad de la calle. O mejor dicho, en la tienda donde trabajaba por 200 dólares a la semana, un negocio llamado Video Archives ubicado en Manhattan Beach: allí vendía o alquilaba vídeos de películas mientras que en su tiempo libre trabajaba en un cine porno en Torrance.

Manhattan Beach no tiene nada que ver con Nueva York, porque el joven Quentin era calìforniano, a pesar de haber nacido en Knoxwille, Tennessee. Y la tienda estaba ubicada en Sepulveda Boulevard 1822, una dirección que se ha convertido en mítica entre los tarantinianos de todo el planeta.

El 20 de enero de 1992 se proyectaba por primera vez en el festival de Sundance ‘Reservoir Dogs’, el debut de aquel entonces aspirante a cineasta de casi 29 años, con barbilla imponente y mirada de listillo. Y el mundo entero cambiaría definitivamente.

Cinéfilo

La cultura cinematográfica de Quentin Tarantino siempre ha sido impresionante y muy llamativa porque, él mismo lo ha dicho unas cuantas veces, sus ídolos no eran solo los grandes nombres  de la gran pantalla: Godard y la Nouvelle Vague francesa, de acuerdo, ¿pero cómo olvidar a las películas asiáticas, a Mario Bava, maestro italiano del horror, o sobre todo, siempre hablando del Belpaese, los spaghetti western?

Los había conocido simplemente llevándose a casa los cassettes de su tienda, a diario, y luego devolviéndolos, por supuesto.

Sin ninguna duda, la referencia absoluta de Tarantino siempre ha sido la pareja formada por Sergio Leone y Ennio Morricone, el director de cine y el compositor de música que, trabajando juntos, habían creado unas cuantas obras maestras.

Técnicas como el ‘duelo a la mexicana’, el uno-contra-dos, como la escena final de ‘El bueno, el feo y el malo’, se habían convertido en auténticas adicciones para el jovencito Quentin quien, según la leyenda, consumía en el Kim Sing, el principal teatro chino de Los Ángeles, entre tres y cuatro películas de artes marciales por semana.

Y donde seguramente obtuvo la inspiración para ‘Reservoir Dogs’ fue en un filme producido en Hong Kong titulado ‘City on fire’, de 1987: personajes cínicos y brutales, pero con un sentido del humor muy peculiar, y si había alguna clase de violencia, mejor para el espéctaculo.

Un cóctel de todo esto es lo que iba a ser ‘Reservoir Dogs’, escrito por Tarantino junto a su ex jefe en Video Archives, Roger Avary, un canadiense corpulento y de pelo largo con antepasados alemanes, y probablemente la persona más decisiva en la carrera de Quentin Tarantino. Fue realmente él quien introdujo a su colega en el mundo de Hollywood, donde Tarantino, en 1992, ya no era un total desconocido.

Fragmentación

Entre las películas favoritas de Quentin, una que aconsejaba siempre a las chicas, sobre todo cuando trabajaba en Video Archives, era ‘Au revoir les enfants’, de Louis Malle; es decir, cien por cien Nouvelle Vague francesa.

Aquel nombre le sonaba bien para el título de su primer film, pero quería unirlo a otro de sus imprescindibles, ‘Straw Dogs’ (‘Perros de paja’), de Sam Peckinpah. Nada de Nouvelle Vague, cine de autor pero con un final violentísimo.

El resultado fue ‘Reservoir Dogs’, donde el reservoir es el déposito. Pero, ¿y los perros? No hay ninguno en realidad, sino una banda de desgraciados y pringados que tiene que atracar una joyería.

Todos se llaman con el nombre que corresponde a un color y no se conocen entre sí: Mister Blonde (Michael Madsen), White (Harvey Keitel), Pink (Steve Buscemi), Blue (Edward Bunker), Orange (Tim Roth) y Brown (el mismo Tarantino, en calidad de actor).

¿Os recuerda a algo? Exactamente, a ‘La casa de papel’. En lugar de colores, los personajes adoptan nombres de ciudades. Pero este es otro tema. A su vez, el que los protagonistas no tuvieran nombre estaba inspirado en ‘Kansas City Confidential’, de 1952, un noir elegante protagonizado curiosamente por Lee Van Cleef, el ‘malo’ de Sergio Leone.

La misión de los ‘Reservoir Dogs’, todos ellos elegantemente vestidos con camisa blanca, corbata y gafas de sol, como Joliet Jake y Elwood, los hermanos Blues, es algo imposible.

Lo que consigue Tarantino, sin embargo, es dar la impresiòn de claustrofobia y de pánico entre este grupito criminal donde nadie (justamente) tiene la más mínima confianza en el otro. Una claustrofobia que crece gracias a una narración fragmentada, con flashback y flashforward, adelante y atrás; así todo el tiempo, hora y media aproximadamente.

‘Stuck in the middle with you’

‘Reservoir Dogs’ es una perla extraída de material de segunda o tercera mano, además y literalmente, con un presupuesto bajísimo. Y menos más que Harvey Keitel, actor fetiche de Tarantino, se había enamorado desde el principio del guion, poniendo dinero de su bolsillo para realizar la película.

De todas formas, uno de los coches que aparecen en pantalla es propiedad de Michael Madsen, mientras que la ropa que llevan los personajes no había sido comprada sino traída desde casa por los propios actores.

Seguramente todo, desde el principio, muy tarantiniano: los diálogos crudos, la violencia gratuita y las menciones de otras películas; incluso el final, donde se intenta un estrepitosa réplica del ‘duelo a la mexicana’ de Sergio Leone.

En la versión original de ‘Reservoir Dogs’ se oye 252 veces la palabra fuck (‘joder’ y sus derivados), casi dos veces y media por minuto. La película exuda sangre, como en una de las escenas más conocidas en la cinematografía tarantiniana, cuando Mister Blonde corta una oreja a un policía utilizando una afeitadora y cantando al mismo tiempo ‘Stuck in the middle with you’, conocida y muy rítmica canción de 1973 de los Stealers Wheel.

Esta mezcla casi bulímica de experiencias se ha convertido en el ‘estilo Tarantino’ por excelencia. Era algo revolucionario en el séptimo arte, que al principio nadie quiso apreciar, porque aquel 20 de enero en el festival de Sundance, en la cuna del cine independiente, las reacciones fueron desastrosas.

Unos días después ocurrió todo lo contrario en otra proyecciòn. Luego, gracias irónicamente a la venta disparada de ‘Reservoir Dogs’ en formado vídeo, el éxito sería completo: la primera etapa de treinta años como padre del cinema moderno.