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Varios heridos de gravedad en la protesta contra un proyecto de embalses en el Estado francés

La violencia policial de los días precedentes en las protestas contra la reforma de las pensiones se ha repetido en una movilización ecologista contra un proyecto de embalses. Varias personas se encuentran heridas de gravedad.

Manifestantes se protegen con máscaras, escudos y paraguas frente a la Policía.
Manifestantes se protegen con máscaras, escudos y paraguas frente a la Policía. (Yohan BONNET | AFP)

Dos días después de la gran jornada de movilización contra la reforma de las pensiones del presidente francés, Emmanuel Macron, la tensión social se ha trasladado este sábado a una zona rural en el municipio de Sainte-Soline, en el oeste del estado, donde los ecologistas han reunido a miles de personas en una manifestación en contra de unos macro-embalses para el riego.

Según uno de los organizaciones que ha convocado la manifestación en Sainte-Soline, el movimiento ecologista Levantamientos de la Tierra, hay «varias decenas de heridos graves» entre los manifestantes, tres de los cuales han sido atendidos en «emergencia vital».

«Entre los manifestantes atendidos por los servicios de emergencia, hasta ahora hay dos heridos graves, entre ellos una víctima de un traumatismo craneoencefálico que ha sido catalogado como emergencia absoluta por el médico de la gendarmería», han indicado por su parte las autoridades, que han señalado que también 16 gendarmes han resultado heridos, entre ellos uno de gravedad.

Según la diputada de LFI por Haute-Vienne Manon Meunier, dos heridos tendrían comprometido su pronóstico vital.

«Vi al menos 30 heridos, pero hay más. Algunos habían perdido el conocimiento, otros tenían la cabeza sangrando. Muchas heridas en los pies y la cabeza», ha confirmado Claire Auger, una profesora que los ayudó.

«El Samu no pudo recogerlos. Solo vimos una ambulancia. Les pedimos a los funcionarios electos que hicieran algo. Fue un pánico total, duró más de una hora antes de que comenzaran a evacuarlos», ha añadido.

Obstáculo policial para atender a los heridos

Según Meunier, los diputados han tenido que acudir a pie a buscar coches para trasladar a los heridos.

Preguntada al respecto, la prefectura de Deux-Sèvres ha explicado que «para facilitar y asegurar la llegada de la ayuda», los gendarmes primero los encuentran en un punto específico para luego escoltarlos «hasta la zona de riesgo».

«Esto permite así un acercamiento de los servicios de emergencia con total seguridad para la atención de los heridos», ha añadido la Prefectura, que asegura que esta maniobra es apoyada «por equipos médicos operativos de la gendarmería» capacitados para tal fin.

La prefecta de Deux-Sèvres, Emmanuelle Dubée, ha sido interpelada por ello por la Liga de los Derechos Humanos, que había enviado observadores a Sainte-Soline.

«¡Deje pasar a los equipos de rescate de emergencia! Nuestros observadores han notado el impedimento de la policía a la intervención de rescate en una situación de emergencia absoluta», ha denunciado la LDH en un comunicado.

Según ella, el herido se encontraba en una zona «perfectamente tranquila», donde nada «obstruía la intervención del Samu» y ha sido atendido «sin demora» por los servicios de emergencia.

Despliegue policial

La prefecta ha justificado la intervención policial alegando que la manifestación no estaba autorizada y que se habían confiscado artefactos explosivos y armas blancas o bolas de petanca para ser lanzadas contra los agentes.

Unos 3.200 agentes se han desplegado en la zona para evitar que los manifestantes alcanzaran los embalses.

«El objetivo es acercarse y rodear la cuenca para detener la obra», ha señalado un miembro de Levantamientos de la Tierra al comienzo de la marcha que luego se ha dividido en varios grupos para este propósito.

En un primer momento miles de personas se han concentrado en un campo agrícola cercano prestado por un campesino que comparte su reivindicación, para posteriormente dirigirse al lugar del embalse, donde se han encontrado con las barricadas policiales.

Durante cerca de una hora, los alrededores de la cuenca han sido escenario de enfrentamientos. Varios vehículos de la gendarmería han sido incendiados por los cócteles molotov lanzados por manifestantes. La Policía ha utilizado un cañón de agua y ha lanzado gases lacrimógenos.

Tras los enfrentamientos, el grueso de los manifestantes se ha instalado en un terreno cercano.

16 embalses

Se van a construir dieciséis embalses, con una capacidad total de unos seis millones de metros cúbicos, principalmente en Deux-Sèvres, como parte de un proyecto liderado por una cooperativa de 450 agricultores con apoyo estatal. Tiene como objetivo almacenar agua al aire libre extraída de los acuíferos superficiales en invierno, para regar los cultivos en verano cuando las precipitaciones son escasas.

La mayor parte de los manifestantes son militantes ecologistas que se oponen a estos grandes estanques que recogen el agua de lluvia para el riego pero que, a su juicio, evita que se regeneren los niveles freáticos y suponen una apuesta por una agricultura industrializada y poco ecológica. Los consideran un «acaparamiento» de agua por parte de la agroindustria en tiempos del cambio climático.

Sus partidarios los consideran una condición para la supervivencia de las fincas ante la amenaza de sequías recurrentes.

A la marcha también han acudido algunos diputados y representantes del partido ecologista francés.

Además, entre los eslóganes no han faltado los lanzados contra Macron y su reforma de las pensiones, adoptada el pasado lunes y que ha provocado ya nueve jornadas de protesta en el estado francés en lo que va de año, mientras que una décima está prevista para el próximo martes, entre acusaciones de brutalidad policial.

«Uso excesivo de la fuerza»

La comisaria de Derechos Humanos del Consejo de Europa, Dunja Mijatovic, ha acusado al Estado francés de un uso excesivo de la fuerza no justificado por los actos violentos que han tenido lugar en las manifestaciones.

El ministro del Interior, Gérald Darmanin, ha intentado justificarlo haciendo alusión a una división entre los manifestantes «pacíficos» y los «grupos violentos», que considera que estaban integrados por elementos de la ultra-izquierda, una relación que le ha valido duras críticas por parte de responsables de la izquierda francesa.

«No tengo ningún problema con esta violencia, aunque no participe. Hay violencia en todos lados en este momento, comenzando con esta reforma de las pensiones (...) Entiendo que la gente tenga rabia», ha afirmado uno de los manifestantes en Sainte-Soline.

«Mientras el país se levanta para defender las pensiones, nosotros simultáneamente nos levantaremos para defender el agua», señalaron en su convocatoria los organizadores.