
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, ha destituido este martes a su ministro de Defensa, Yoav Gallant, tras más de un año de asedio contra la Franja de Gaza en el que las relaciones entre ambos se habían tensado, y en medio de un recrudecimiento de las hostilidades también con Hizbulah en Líbano.
Así lo ha anunciado el primer ministro israelí en una publicación en su perfil oficial en redes sociales, donde ha reconocido que en los últimos tiempos han surgido «brechas significativas» entre ambos que han derivado en diferencias a la hora de actuar.
«En medio de la guerra, se requiere más que nunca confianza entre el primer ministro y su ministro de Defensa, pero en los últimos meses, esta confianza se ha erosionado», señala Netanyahu en una carta dirigida a Gallant, en la que agrega que ha elegido «nombrar al ministro Israel Katz –actual ministro de Exteriores– para reemplazarlo», porque ha demostrado «sus capacidades y su contribución a la seguridad nacional» en el desempeño de sus diferentes cargos.
De acuerdo con el primer ministro israelí, «surgieron diferencias significativas entre el señor Gallant y yo en la conducción de la campaña (militar), acompañadas de declaraciones y acciones que contradecían las decisiones del Gobierno y del gabinete», ha justificado.
Por su parte, el ya exministro Gallant le ha respondido con un escueto mensaje en su perfil oficial en la red social X en el que ha subrayado que «la seguridad del Estado de Israel ha sido y será» su principal «misión» en la vida.
Horas más tarde, en un discurso en directo, ha admitido que ha sido cesado de su cargo por contradecir al primer ministro israelí en tres asuntos relacionados con los ataques de Hamas del 7 de octubre y el desarrollo de la ofensiva contra Gaza.
«Me han despedido por un desacuerdo sobre tres cuestiones: mi postura firme sobre el reclutamiento universal (incluido el de judíos ultraortodoxos), el compromiso de devolver a los rehenes y la necesidad de una comisión estatal de investigación sobre el 7 de octubre», ha indicado.
Gallant, exgeneral convertido en político, ha sido la imagen de la «guerra» contra Gaza a lo largo de este año. Anticipó las medidas de exterminio afirmando que los palestinos son «animales humanos» y auguró que Gaza no volvería a ser lo que era y que Líbano «volvería a la edad de piedra».
Tras más de un año de genocidio contra la población palestina de Gaza y con otros frentes abiertos en Líbano, Siria o Yemen, los soldados del Ejército israelí están bajo presión y, en los últimos meses, Gallant ha provocado la ira de los partidos ultraortodoxos, aliados clave de la coalición del primer ministro, al ordenar el reclutamiento de 10.000 jóvenes de esa comunidad religiosa con edad suficiente para engrosar las filas del Ejército y que se niegan a sumarse a las tropas.
Reacciones
Las reacciones a esta decisión no han tardado en llegar y el primero en celebrarla ha sido el ministro de Seguridad Nacional, el ultraconservador Itamar Ben Gvir, que en su cuenta de X la ha tildado de «correcta».
«Felicito al primer ministro por la decisión de destituir a Gallant. Con Gallant, que todavía está profundamente atrapado en su propia concepción, es imposible lograr una victoria completa», ha escrito Ben Gvir, quien ha sido muy crítico con el titular de Defensa.
El líder de la oposición israelí, el centrista Yair Lapid, sin embargo, ha tachado de «un acto de locura» la salida de Gallant en medio de la ofensiva militar y considera que Netanyahu está asegurando su «supervivencia política» por encima de la seguridad de Israel y la del Ejército.
«Salid a las calles», ha instado en su cuenta de X el líder del partido Los Democrátas, Yair Golan, que aglutina a varias formaciones de izquierda, llamamiento al que también se ha sumado Lapid.
El cese de Gallant ha llegado como un jarro de agua fría para los familiares de los rehenes en manos de Hamas porque consideran que un «cambio repentino» de estas dimensiones puede tener efectos en el sello de un acuerdo con el movimiento islámico que permita la liberación de sus familiares.

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