Antonio Torres del Cerro (EFE)

Bayrou echa un órdago con una moción de confianza que podría hacer caer al Gobierno francés

Tras la crisis política de 2024, cuando el presidente Emmanuel Macron convocó comicios legislativos anticipados, el Gobierno francés vuelve al borde del abismo con el anuncio del primer ministro, François Bayrou, quien se someterá el 8 septiembre a un voto de confianza.

Bayrou ha comparecido este lunes ante los medios de comunicación.
Bayrou ha comparecido este lunes ante los medios de comunicación. (Dimitar DILKOFF | AFP/DPA/EP)

El primer ministro, François Bayrou, ha anunciado que se someterá a una cuestión de confianza el 8 de septiembre. Esta arriesgada maniobra tiene por objeto lograr el aval del Parlamento a su plan de austeridad que prevé en 2026 un ahorro de 44.000 millones de euros y, de paso, anticiparse a los efectos de la primera gran movilización social contra ese plan, prevista para el 10 de septiembre.

«Si tiene mayoría, el Gobierno sale confirmado. Si no la tiene, el Gobierno cae», ha resumido lacónicamente el primer ministro, que cuenta con el apoyo de centristas y conservadores. Dos pilares que no garantizan la mayoría absoluta.

La ultraderecha de Marine Le Pen y La Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Mélenchon han avanzado que votarán en la Asamblea Nacional contra la confianza de Bayrou; y los mercados se han tomado en serio las posibles consecuencias de la votación. El principal índice de la Bolsa de París, el CAC-40, ha acentuado su caída cayó en el último tramo de la jornada hasta perder el -1,59%; y la prima de riesgo repuntó 5,2 puntos básicos hasta 75,2 puntos. 

Bayrou mantiene los recortes

En su comparecencia ante los medios rodeado de la primera plana de su Ejecutivo, Bayrou ha insistido en que hace falta una «clarificación» sobre la situación presupuestaria y la forma de corregirla y «el lugar para hacerlo es el Parlamento y no en los desórdenes en las calles», en alusión a la protesta social del 10 de septiembre.

Consciente de su falta de mayoría clara, el jefe de Gobierno ha remarcado que sería más arriesgado no hacer nada. «Es la condición para que los franceses tomen consciencia» de la gravedad de la situación», ha apuntado, y ha advertido de que no abandonará el plan de ajuste propuesto en julio, que incluye una congelación de ciertas prestaciones, recortes en programas sociales y, tal vez la medida más controvertida, la supresión de dos días festivos.

El objetivo es reducir el déficit público, que se ha desbocado en los últimos ejercicios y alcanzó el 5,8% del producto interior bruto (PIB) en 2024. Del 5,4% previsto para este 2025, el Gobierno confía en que con las medidas planteadas disminuya al 4,6% del PIB en 2026, en una senda que permitiría llegar a 2029 con un déficit del 2,8%, por debajo del 3%, que es el tope establecido en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la Unión Europea.

Marine Le Pen, favorable a una nueva disolución

Marine Le Pen, cuyo partido RN tiene el mayor número de escaños en la cámara baja, ha anunciado en la red social X que votarán contra la confianza del Ejecutivo, lo que, sobre el papel, coloca a Bayrou más cerca de la salida.

«Solo la disolución permitirá a los franceses decidir su propio destino, y esa es la recuperación que propone Agrupación Nacional», ha aseverado. 

Por la izquierda, la Francia Insumisa –el tercer partido en escaños– también confirmó su ‘no’ a la confianza propuesta por el jefe de Gobierno. «François Bayrou nos ha dado la fecha de su caída», ha declarado la jefa de filas de la formación en la Asamblea Nacional, Mathilde Panot.

Entre el resto de fuerzas progresistas, lo fundamental es saber qué hará el Partido Socialista (PS), que en un primer momento no se ha pronunciado. Sus socios ecologistas han apuntado que votarán en contra del Ejecutivo.