Ingo Niebel

Un pueblo desalojado se convierte en símbolo de la lucha ecologista

La Policía empezó a desalojar ayer el pueblo minero de Lützerath, ocupado hace dos años, para que la empresa energética RWE pueda seguir extrayendo lignito de su suelo. Un millar de activistas en defensa del clima quiere evitarlo. Para el Gobierno de Olaf Scholz se trata de un mal menor.

Policías rodean a los activistas en Lützerath.
Policías rodean a los activistas en Lützerath. (@AlleDoerfer)

Lützerath tenía un centenar de habitantes hasta que a principios de año el último de ellos dejó su caserío. Había perdido la última batalla en los tribunales contra la empresa energética RWE, que ha adquirido todos los terrenos municipales y privados de la zona. Lleva años extrayendo lignito de su suelo. Las gigantescas máquinas excavadoras han convertido 80 kilómetros cuadrados en un lugar desértico. Los avances de RWE en los   ámbitos judicial, político y geográfico han movilizado a una nueva generación de ecologistas que llevan meses ocupando las casas vacías de Lützerath en defensa del clima y del límite de los 1,5 grados.

Dadas las sentencias a su favor, RWE ha recurrido a la Policía para que le abra paso al terreno que legalmente es suyo. Centenares de agentes comenzaron ayer a detener a los activistas que no se habían marchado a tiempo. Para evitar que unos se escapen y que otros lleguen en su apoyo, la Policía levantó una valla móvil de 1,7 kilómetros de longitud. En los vídeos que circulaban por las redes sociales se veía a agentes metiendo a los detenidos en un camión de RWE para sacarles de la zona conocida como Gartzweiler.

Es un hecho que la empresa y los Ejecutivos regional y nacional se han puesto de acuerdo. El 4 de octubre, el ministro de Economía y de Clima, el ecologista Robzert Habeck, presentó junto a su homóloga y correligionaria regional, Mona Neubauer, el acuerdo sellado con RWE y su presidente, Markus Krebber. En él, la empresa se compromete a dejar la extracción de carbón en 2030. Los Ejecutivos anteriores calcularon lograr ese objetivo ocho años más tarde. Además, los ministros se felicitan porque salvaron cinco pueblos de la zona –salvo Lützerath–.

El acuerdo se fraguó cuando el Gobierno aún pensaba que este invierno podría haber cortes de energía por la falta del gas ruso. La situación ahora es distinta por las inusuales altas temperaturas, y se calcula que al final de esta estación los depósitos de reserva de gas aún podrían conservar dos terceras partes.

Mientras la cúpula del partido ecologista, Los Verdes, respalda a Habeck, parte de sus bases se rebela contra el pacto alcanzado a puerta cerrada. El Ministerio de Economía ha tenido que admitir que no existen protocolos de las negociaciones entre los ministros y RWE. La firma ha logrado que dos centrales eléctricas de carbón sigan funcionando quince meses más, hasta finales de marzo de 2024.

Además, ha contratado a Titus Rebhann para que ayude a la empresa en su «transformación» hacia las energías renovables. Anteriormente el verde había dirigido la oficina parlamentaria de la titular de Exterior, Annalena Baerbock (Verdes). Y antes había trabajado para el también ecologista Oliver Krischer, que ahora es ministro de Medio Ambiente en un bipartito con los demócrata cristianos (CDU) en Renania del Norte Westfalia.

RWE ha logrado que dos centrales eléctricas de carbón sigan funcionando quince meses más, hasta finales de marzo de 2024. el sur donde más demanda de electricidad hay. Faltan las líneas que unen ambas regiones.

Este tipo de realpolitik –y de puertas giratorias– ha dejado a la formación ecologista en una situación paradójica ya que, desde su fundación en los años 80, se ha presentado como la defensora del medio ambiente, contra la energía producida con carbón y con materias nucleares. El lignito es el combustible que más dióxido de carbono (CO2) emite y el único con el que Alemania se puede autoabastecer. La emisión de CO2 ha subido en 2022 porque las centrales de carbón han producido un 12% más de electricidad, pasando de 23 GWh (2021) a 27 GWh. Su porcentaje en la producción total ha subido del 35 al 47%.

Los críticos con Habeck recurren a los estudios y análisis del Instituto de Investigación Económica (DIW). Su experta en temas de economía y energía, la catedrática Claudia Kemfert, dijo a la radio pública Deutsche Welle: «Nuestra investigación y otras muestran claramente que no hay que destruir con excavadoras Lützerath porque hay suficiente carbón en los lugares existentes». Según sus datos, «las fuentes de energías renovables son suficientes para garantizar un suministro de energía seguro y respetuoso con el clima en Alemania». Para ello habría que «por lo menos triplicar si no cuadruplicar» la velocidad en la construcción de plantas de energías renovables.

Y el Ejecutivo federal tendría que acordar una estrategia conjunta con los 16 gobiernos regionales porque el federalismo lo requiere así. El problema principal consiste en que las energías renovables se producen sobre todo en el norte, en los mares del Norte y Báltico, pero es en en el sur donde más demanda de electricidad hay. Faltan las líneas que unen ambas regiones