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Urrutikoetxea se lleva su primera txapela tras colarse en la final

El delantero de Zaratamo se ha llevado la victoria en un partido en tras legar al 10-19, ha visto como Aimar empataba el partido y Urrutikoetxea se hacía con el triunfo con dos saques seguidos y una dejada afortunada.

Urrutikoetxea con la txapela. (ARGAZKI PRESS)
Urrutikoetxea con la txapela. (ARGAZKI PRESS)

Mikel Urrutikoetxea ha ganado esta tarde su primera txapela en el mano a mano ante Aimar Olaizola en el frontón de Miribilla. El de Zaratamo se ha impuesto tras un gran encuentro en el que ha conseguido adelantarse en el marcador con un 10-19.

Cuando todo apuntaba a su victoria, Aimar ha reaccionado y ha empatado el encuentro (19-19). Olaizola venía de abajo hacia arriba, pero un golpe de fortuna ha cambiado el rumbo de la txapela. Urrutikoetxea se la ha jugado y le ha slaido bien con un dos paredes ajustadísimo.

Con el 19-20, nueva sorpresa. Aimar no ha acertado a restar ninguno de los dos saques del de Zaratamo. 38 años después un pelotari vizcaino ha conseguido ganar una txapela.

Ha sido una final de la que se hablará durante décadas. Un partido tan increíble como exigente. Casi hora y media -una eternidad en un mano a mano- de duros pelotazos en la que ambos rivales han visto ganada y perdida la final hasta que un giro del destino ha dado el triunfo al novato de Zaratamo.

Al final ha ganado el pelotari sin experiencia en finales y que ha peleado en el Bizkaia Arena bilbaino por el título como sustituto del lesionado Oinatz Bengoetxea.

Durante buena parte del partido parecía indiscutible la victoria de Urrutikoetxea (26 años), que comenzó mejor (3-0, 5-2) y se sobrepuso al primer puñetazo sobre la mesa del ganador de cuatro txapelas del Manomanista (5-7).

Con 19 iguales y Aimar embalado a por el triunfo, el de Zaratamo se ha jugado un precipitado dos paredes muy cercano a la chapa que ha mantenido en vilo a todo el mundo hasta la decisión de los jueces.

Se ha dado por válido el tanto y ya no ha habido más partido porque Olaizola no ha sido capaz de levantar los dos últimos saques del ganador, los dos únicos tantos con la jugada inicial de un encuentro histórico desde todo punto de vista: por la duración del partido, por el esfuerzo de los pelotaris, por el desarrollo del marcador y, finalmente, por lo inesperado de su ganador.

Un novato Urrutikoetxea que ha llegado de rebote y como invitado a la cita y que ha conseguido una de las campanadas de las que se hablará durante mucho tiempo en los mentideros pelotazales.