EDITORIALA
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El Estado no tiene oferta para Catalunya

Los medios de comunicación españoles echaron el resto a raíz de las declaraciones, que alguno de ellos calificó de «sorprendentes», del presidente estadounidense, referidas a «una España fuerte y unida», al igual que hace poco más de un año se refirió a un «Reino Unido fuerte, robusto y unido». Sorprendente habría sido que se hubiera posicionado a favor del proceso catalán. Incluso que, en presencia del rey español, no se hubiera referido a ese asunto. El pronunciamiento de Barack Obama es uno de los frutos de la hiperactividad diplomática del Gobierno español en busca de legitimación internacional a falta de mejores argumentos en su peculiar forma de participar en la campaña electoral catalana.

El Estado español ha logrado, además, que Ángela Merkel haya dicho sobre la «integridad territorial» algo tan poco sorprendente como lo que dispone su Constitución. O que David Cameron se haya posicionado en el mismo sentido, asegurando que quien se separa del Estado deja de formar parte de la UE, lo cual, aparte de poco novedoso, resulta bastante ambiguo y, en opinión del presidente del comité de Asuntos Europeos del Parlamento sueco, Carl Schltyter, no se debe utilizar en campaña electoral «como argumento ni excusa». El primer ministro británico, que también lo era cuando se celebró el referéndum de independencia en Escocia, días antes de este hizo la misma advertencia respecto a ese país. Paradójicamente, Escocia podría verse obligada a abandonar la UE si en el referéndum prometido por Cameron en Gran Bretaña así se decidiese. En cualquier caso, la diferencia sustancial entre el proceso escocés y el catalán es evidente, pero no se debe buscar ni en Escocia ni en Catalunya, sino en Londres y en Madrid.

El carácter plebiscitario del 27S se debe precisamente a la actitud cerril y antidemocrática del Estado español ante un referéndum que podría haber resultado tan ejemplar como el que hoy hace un año se celebró en Escocia. Un plebiscito que el Estado niega porque carece de oferta alguna para Catalunya, como bien sabe la ciudadanía de ese país.