Amalur ARTOLA
DONOSTIA

Descubren grabados rupestres paleolíticos en Aitzbitarte III, V y IX

Las cuevas de Aitzbitarte no dejan de deparar sorpresas. Esta vez, ha sido la asociación Felix Ugarte quien ha dado cuenta del hallazgo de varios grabados rupestres en las cavidades III, V y IX, que datan del Magdaleniense Medio y el Gravetiense.

El 17 de setiembre de este año, miembros de la asociación Felix Ugarte se adentraban en la cavidad Aitzbitarte V, situada en Landarbaso (Errenteria), y localizaban varios grabados, entre los que destacaban tres figuras de bisontes. El hallazgo dio pie a que, diez días después, los espeleólogos Javier Busselo y Giorgio Studer se adentraran en Aitzbitarte III detectando media docena de grabados en dos pisos inferiores y, desde esta cueva, acceder a Aitzbitarte IX, donde descubrieron un panel rayado con trazos finos que se corresponden a la figura de un bisonte. Tras dar aviso del hallazgo y proceder a la clausura y protección de las tres cuevas, las investigaciones que se han realizado hasta el momento han concluido que los grabados de Aitzbitarte III pertenecen al Magdaleniense Medio del pirineo y de la zona cantábrica, y los localizados en las cuevas III y IX corresponden a un estilo muy característico del Gravetiense francés, «ausente en el cantábrico. Con ellos se viene a rellenar un vacío existente para esta época en el arte de la zona cantábrica», aseguró el arqueólogo Diego Garate, miembro del equipó que ha participado en la datación de los grabados.

El hallazgo fue revelado ayer en rueda de prensa por el Diputado de Cultura de Gipuzkoa Denis Itxaso, el alcalde de Errenteria Julen Mendoza, el espeleólogo de la asociación Felix Ugarte Javier Busselo y los arqueólogos Joseba Ríos y el ya citado Diego Garate. A modo de introducción, Itxaso explicó que las figuras rupestres corresponden a dos periodos, el Gravetiense (entre hace 28.000 y 20.000 años) y el Magdaleniense Medio (entre hace 14.500 y 12.500 años), lo que situaría a Gipuzkoa como «territorio clave para estudiar el origen del simbolismo y del arte, y comprender la movilidad e interacciones humanas durante el Paleolítico superior». Detalló que se trata de grabados de animales, ejecutados sobre las paredes de la cueva mediante instrumentos de sílex y, en algunos casos, utilizando los dedos de las manos para grabar sobre la arcilla de las paredes, y dijo que era «una magnífica sorpresa» que el hallazgo se produzca en unas cuevas tan conocidas y concurridas como las de Landarbaso.

Cabe destacar que estas ya cuevas habían dado lugar a hallazgos arqueológicos, en la cavidad Aitzbitarte IV durante las excavaciones que se realizaron en los años 60 bajo la dirección de Joxe Migel Barandiaran, y más recientemente con las excavaciones dirigidas por Jesus Altuna en Aitzbitarte III. «Esto quiere decir que, probablemente, quedan aún más figuras por descubrir en las cuevas de Gipuzkoa, que no se han podido reconocer hasta ahora por las dificultades que entrañan para su visión», dedujo Itxaso.

Únicos en el cantábrico

Garate recordó que ya en 2012 él y Ríos descubrieron una serie de manchas rojas en la cueva IV, indicio que les llevó a plantear un trabajo de investigación más minucioso. En referencia a Aitzbitarte V, Garate detalló que los grabados se situaban al fondo de la cueva, una zona de difícil acceso puesto que la entrada estaba bloqueada y el acceso se realizaba desde la cueva IV. El grupo de espeleólogos destaponó la entrada: «Tras entrar a un pasillo muy estrecho, empezamos a ver formas de cuernos de animal; nos pusimos muy nerviosos», recordó Garate. Identificaron cuatro grabados de bisontes enfrentados, uno de los cuales está infrapuesto a una pintada en la que se puede leer “Salida”. «Desgraciadamente, el desconocimiento y el estar expuestas han dado lugar a este tipo de acontecimientos», lamentó.

Los grabados tienen características del Magdaleniense Medio, y a los arqueólogos les llamó la atención un detalle: «Han marcado los pelos de la frente del bisonte. En el cantábrico no hay grabados de este tipo, pero sí en los Pirineos centrales», detalló, poniendo como referencia las de Alkerdi de Urdazubi o las francesas Trois-Frerés, Harsoulas, Fontanet y Niaux.

En la cueva III, en otra zona también de difícil acceso, han encontrado seis paneles decorados con grabados superpuestos que están por analizar y figuras de bisontes, caballos y alguna cabra. El más llamativo, un grabado que fue realizado respetando la forma natural de la piedra y que simula la cabeza de un caballo. Desde Aitzbitarte III, el equipo pudo acceder, tras rapelar un desnivel de 10 metros, a la cavidad IX, que también tiene la entrada taponada. Hallaron un panel de grabados de tres metros de largo, en el que se observan bisontes «pero siguiendo un estilo muy diferente. Esto es importantísimo, porque en el cantábrico no se conocen figuras de este tipo». Relacionó este tipo de arte rupestre con las cuevas francesas Cussac y Gargas, y el ejemplo más cercano está en Izturitze.

«Con este hallazgo, Aitzbitarte se convierte en el gran centro del paleolítico guipuzcoano; nos faltaba el arte parietal y ahora lo tenemos. Hemos abierto una ventana, ahora veremos lo que nos queda por descubrir, que creemos que es mucho», concluyó Garate.