gara, donostia
EDITORIALA

Insoportable normalidad del genocidio en el Congo

Si las crisis humanitarias cotizaran en Bolsa e indicaran el grado de urgencia que requieren las medidas y la cobertura informativa a la hora de abordarlas, la situación de la República Democrática del Congo (RDC) encabezaría la lista. Imaginemos por un momento un 11S durante todos los días del año, el genocidio de Ruanda de 1994, la guerra de Bosnia, la de Gaza y la de Siria, el gran tsunami que azotó Asia en 2004, Hiroshima y Nagasaki; sumemos todas sus víctimas y multipliquémoslas por dos: esa es la dimensión de la mayor crisis humanitaria de las dos últimas décadas. Ocho millones de muertos, varios millones más de desplazados, una epidemia de violaciones sexuales en el más horroroso y persistente abuso de mujeres de todo el mundo... Ese es el balance de un genocidio que no cesa.

Ningún país en el mundo tiene tantas guerras, tanto sufrimiento, en mitad de un caos sin fin. La RDC, el segundo país más grande y el más vigilado de África, es la parte del planeta más cargada de riquezas naturales. En un afán por controlarlas, estados vecinos como Ruanda y potencias mundiales como EEUU, Gran Bretaña o China fomentan esas guerras por el control de la tierra, de minerales como el coltán, los diamantes, el oro, el cobalto o el cobre. Financian decenas de grupos armados que violan a las mujeres de manera sistemática, aniquilan poblaciones y las saquean para expulsarlas de sus tierras, con los que luego comercian indecentemente como si nada pasara.

Como indica la periodista especializada en África Rosa Moro en la edición de hoy de GARA, los poderosos ven solo riqueza material en la RDC. Pero la verdadera riqueza del país es su gente. Los antiguos colonizadores belgas los llamaban «vagos e ignorantes», hoy se les quiere imponer «gobernantes favoritos» de otros. Eso perpetúa el genocidio. El pueblo congoleño es el que debe decidir, la solución vendrá de su propia voluntad, con gente informada y movilizada que busca transformar su sociedad radicalmente.