Joxean Agirre, Isabel Barrutia, Marta Barandiarán, Rafa Azkona y Xabier Arberas
Parte Zaharrean Bizi Auzo Elkartea
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Terrazas de Donostia: ordenanza a espaldas de la ciudadanía

Quienes visitan Donostia deberían llevarse grabada la imagen de una sociedad que exige firmemente, tanto a sí misma como a quien la visita, comportamientos cívicos respetuosos con el entorno habitado. De lo contrario, si se percibe como inevitable, e incluso permitido, la suciedad, el ruido y el no respeto al barrio y al vecindario acabaremos llenando Donostia y, sobre todo, la Parte Vieja, de turismo molesto y perturbador, como en Mallorca, Salou o Gandía

El pleno del Ayuntamiento de Donostia aprobará hoy, casi con total seguridad, la nueva ordenanza municipal que cede a la industria del ocio y el turismo, con el sector de la hostelería a la cabeza, la ocupación y privatización de una buena parte del espacio público de la ciudad, en general y de la Parte Vieja, en particular.

Hace tiempo que Parte Zaharrean Bizi Auzo Elkartea trabaja para visibilizar y fomentar la participación ciudadana y el compromiso de todas y todos alrededor de la enorme problemática que sufrimos quienes residimos en la Parte Vieja en primer término, y la ciudadanía y visitantes en menor medida, sistemáticamente negada o cínicamente ignorada, tanto desde la administración, en todos sus niveles, como desde el sector con mayores intereses económicos en el barrio.

No debería ser así. El vecindario de la Parte Vieja ha tenido muchas ocasiones de manifestar y hacer visible la emergencia sanitaria que padecemos, la necesidad urgente de que el medio ambiente urbano en el barrio cumpla los niveles mínimos de habitabilidad, nivel sonoro, equipamiento, limpieza, accesibilidad, etc.

La aprobación de la nueva ordenanza de terrazas representa el final de una etapa que ha durado alrededor de dos años. Un proceso en que la ausencia de un trabajo en común con el Ayuntamiento ha sido palmaria; la participación se ha quedado limitada a una reunión junto con la representación de los hosteleros y a presentar las enmiendas tal y como la legalidad vigente contempla. Hace unos pocos días PNV y PSE-PP hacían públicas nuevamente las suyas. Enmiendas que propiamente le hubiera correspondido argumentar al sector de la hostelería. Y nos han enviado un mensaje que intencionadamente tergiversa la realidad y constituye un menosprecio a la participación ciudadana, al trabajo realizado por nuestra Asociación y, en definitiva, a la democracia.

Evitar la discusión sobre cuestiones como la salud, la calidad de vida, la necesidad del descanso, la habitabilidad de los barrios, el control del ruido del ocio nocturno (que deteriora la salud del residente de forma más rápida y brutal), la limpieza, etc. politizando malamente las propuestas de la Asociación y desmantelar, al mismo tiempo, con sus enmiendas, de forma sistemática, todo instrumento de control efectivo del gobierno municipal para garantizar dichas cuestiones es una falta de honestidad impropia de cualquier servidor público.

Incumplir la legalidad sobre accesibilidad y actividades insalubres de ámbito autonómico, desoír los informes de los técnicos del propio Ayuntamiento en ese sentido, así como obstaculizar el acceso de los vehículos de emergencia para así poner en manos privadas una mayor superficie de espacio público, traiciona la confianza que se deposita en una institución pública que debe garantizar la igualdad de oportunidades y maximizar la participación ciudadana, principios básicos para construir una comunidad y la prosperidad de sus barrios.

Y vulnera el principio de equidad entre la ciudadanía. El Ayuntamiento, como institución más cercana, tiene que ofrecer y posibilitar un nivel de vida decente. Tiene que estar al servicio de la comunidad. Tiene la obligación de organizar la ocupación del espacio público acorde a las necesidades de sus habitantes, regulando que toda la actividad comercial respete estos valores.

Los negocios no deben afectar de forma negativa al bien público. La tarea del Ayuntamiento es promoverlos y, al mismo tiempo, garantizar una protección suficiente, un entorno mejor, una mejor salud y mantener y crear las infraestructuras públicas al servicio de la ciudadanía.

PNV y PSE-PP, además de ocultar la realidad, impedir visibilizar los graves problemas existentes o minimizarlos, cuando no ridiculizarlos, sustentan el argumento orwelliano de «hacer lo contrario de lo que se dice». Decir textualmente en la exposición de motivos de la ordenanza que preservan «el derecho al descanso de los vecinos» cuando han revocado distintos puntos que posibilitaban llevarlo a cabo es un flaco servicio a la justicia y la responsabilidad. Refleja, además, una falta de sinceridad y provoca un desequilibrio de poder con el sector hostelero que deja indefensa a la ciudadanía. No nos merecemos esto.

No hay casualidades. Aquello que más ha criticado Parte Zaharrean Bizi Auzo Elkartea de la propuesta del Gobierno Municipal de Bildu, como por ejemplo, la falta de control efectivo y de medios, sanciones ridículas que no disuaden los incumplimientos o la ausencia de control del ruido del ocio nocturno no han sido enmendadas por la oposición.

Las enmiendas de PNV y PSE-PP hablan por sí solas. No hay espacio para abordarlas en su totalidad, pero he aquí algunos ejemplos: incremento de los horarios, aumentándolo en algún caso incluso hasta el horario de cierre del establecimiento; aplicación del horario ampliado de verano al período que se extiende desde Semana Santa al 31 de octubre; ausencia de control del ruido al permitir que las ventanas de servicio de los establecimientos estén abiertas hasta más tarde que la normativa municipal contempla; permitir en adelante actuaciones musicales en las terrazas; aumento del número de terrazas y su superficie aunque ello suponga incumplir las distancias para que bomberos y otros servicios de emergencia puedan acceder con rapidez; mayor volumen de terrazas y en algunos modelos se permitirá incrementar hasta el 200% de su fachada siempre que no afecte a otros locales, pero si es un portal no importa. Habrá terrazas en los soportales y mesas en todas las calles de la Parte Vieja. Terrazas a un metro de los bancos públicos, o a 60 cm. de los portales o en aceras con un ancho inferior a lo que permite el decreto de accesibilidad, sin dejar ninguna distancia de seguridad a la carretera o a los coches aparcados, tal y como pretenden PSE-PP para las terrazas de tipo 1 y 2. En cambio, para las de tipo 3, PP-PSE y PNV presentaron enmiendas para que puedan estar junto al bordillo.

Eliminan la posibilidad de que la Guardia Municipal restrinja horarios cuando se constaten molestias al vecindario. Hurtan al gobierno municipal la posibilidad de suspender la autorización como medida cautelar, aunque el incumplimiento sea manifiesto, reiterado y con alevosía. Quieren que se considere aprobada una instalación si en un plazo de 15 días no se ha realizado la visita del personal técnico municipal para verificar el cumplimiento de condiciones para iniciar la actividad, por tema de tiempos, y por el contrario para ordenar la retirada de las terrazas que pudieran obstaculizar gravemente la fluidez del tránsito peatonal, en caso de eventos con concentración de mucho público, piden criterio fundamentado por escrito del personal técnico responsable.

La industria del ocio considera el espacio público únicamente como la antesala de su espacio comercial. Los supuestos beneficios económicos para la ciudad que genera la industria del ocio, que en realidad va a los bolsillos de ellos mismos, solo contabiliza impuestos recaudados, empleo precario y datos económicos inflados suministrados por sus fuentes, olvidando contabilizar en el debe (y cuantificarlo en euros) el enorme daño infligido a la salud física y mental de la ciudadanía, la falta crónica de descanso, la bajada del rendimiento laboral, el esfuerzo dilapidado en la tramitación de denuncias, enfrentamientos,... Así le salen las cuentas a cualquiera.

Quienes visitan Donostia deberían llevarse grabada la imagen de una sociedad que exige firmemente, tanto a sí misma como a quien la visita, comportamientos cívicos respetuosos con el entorno habitado, en coherencia con modelos de respeto medio ambiental. De lo contrario, si percibe como inevitable, e incluso permitido, la suciedad, la orina, el ruido y el no respeto al barrio ni al vecindario acabaremos llenando Donostia y, sobre todo, la Parte Vieja, de turismo molesto y perturbador, como en Mallorca, Salou o Gandía.