El Gobierno de Colombia, mediante su presidente Juan Manuel Santos, ha ordenado a sus negociadores en La Habana que retomen las negociaciones con las FARC «lo más pronto posible», con el fin de alcanzar un alto el fuego bilateral e indefinido.

Ante ello, la guerrilla ha recibido «con beneplácito» la noticia y ha asegurado que abordaran los temas más urgentes del conflicto. De hecho, han afirmado que «los efectos prácticos de la terminación del conflicto podrían sentirse desde ya, mucho antes de la firma del acuerdo final». Asimismo, en el documento que han publicado las FARC tras el anuncio de Santos, hacen referencia explícita a dejar las armas: «El tema de la dejación de armas no es asunto que concierne solamente a las FARC, sino a las dos partes de manera recíproca, y el desescalamiento de la intensidad del conflicto no puede ser retórica, sino determinaciones consecuentes que eviten más muertes», apuntan.

Por ello, y pese a mostrar optimismo sobre el anuncio del Gobierno, denuncian que Santos lanza un mensaje contradictorio: «Es contradictoria y temeraria la orden de intensificar las acciones ofensivas contra la guerrilla en tregua, en la medida en que se sigue poniendo en riesgo la continuidad del cese unilateral».

En este sentido, en el documento firmado en La Habana, la guerrilla se muestra «preparada» para afrontar este proceso que permita «el esclarecimiento del fenómeno del paramilitarismo, la superación de la miseria, la desigualdad, la carencia de democracia y el restablecimiento de la soberanía». 

De hecho, Santos ha reconocido que la tregua unilateral e indefinida emprendida por las FARC el 17 de diciembre es «un paso en la dirección correcta». Por ello, ha anunciado que han comenzado a  trabajar en un acuerdo sobre la forma en que se hará «la dejación de armas y la reintegración de quienes abandonen la lucha armada».