Emoción hasta la última jugada y todos los equipos volcados a la suma del mayor número posible de puntos. Ensayo tras ensayo, con el lema «Defender es de cobardes» por bandera. Gales, Irlanda e Inglaterra han buscado con ahínco el trofeo del Seis Naciones, sin hacer prisioneros, sin mirar atrás, sin pensar en las bajas de la batalla, para goce del común de los mortales y desesperación de los puristas.

Abrían el fuego en Roma italianos y galeses. Primera parte pareja y ventaja mínima de los visitantes al descanso (13-14). Renta insuficiente para aspirar a la victoria. Así que en la segunda mitad los dragones se han puesto el traje de arrollar y han pasado por encima de los azzurri. Parcial de 7-47 para el 20-61 final. Las exiguas opciones francesas se iban por el sumidero y los de rojo se colocaban como líderes con +53 en el average.

El segundo acto en Murrayfield. Irlanda necesitaba derrotar a Escocia por más de veinte puntos. La mitad del trabajo estaba hecho en el descanso (10-20), con un ensayo local por dos visitantes. Ahí se han quedado los del cardo, que no han anotado en toda la segunda mitad. Otro par de ensayos verdes, otros 20 puntos y objetivo cumplido (10-40). Gales quedaba fuera de la batalla e Inglaterra se veía obligada a ganar de 26 a Francia en Twickenham.

Le Crunch. El clásico entre los dos grandes de ambos lados del canal. Enemigos históricos que ahora dirimen sus diferencias sobre el verde. Francia jugándose el honor y la posibilidad de aguar la fiesta. No es poco. Toma y daca, intercambio de golpes en forma de ensayos. Y algún placaje tremebundo.

Una locura de partido, un divertidísmo correcalles, el cebo ideal para pescar nuevos adeptos al balón oval. 55-35 a falta de pocos minutos, los ingleses a falta de siete puntos y los galos aguantando el chaparrón. Final. Francia es irlandesa. O Irlanda francesa. Primer doblete consecutivo para la isla esmeralda desde el obtenido en 1948 y 1949. Ha llovido mucho. Y así lo han celebrado.