El presidente del Biarriz Olympique, Serge Blanco, ha comparecido este jueves para exponer su versión de las conversaciones mantenidas en las últimas semanas con la dirección del Aviron de Baiona, que terminaron abruptamente después de que su homólogo albiazul, Manu Merin, denunciara «amenazas y presiones» contra una hipotética fusión.

Por ello, Blanco ha comenzado su comparecencia lamentando lo sucedido a Merin y expresando su deseo de que el Aviron salve la categoría este sábado.

A renglón seguido, ha explicado que ambos clubes han mantenido un debate «sobre el futuro del rugby en el País Vasco», pero «nunca hemos hablado de una fusión. Qué vergüenza los que han dicho o escrito falsedades, nada estaba hecho, nada. Un medio parisino se ha dedicado a difundir chismes y mentiras».

«Desde 2010 la música va demasiado rápido y no somos capaces de mantener el ritmo. Los clubes acumulan 33 millones de euros de déficit», ha indicado sobre la situación general del rugby en el Estado francés, que se está convirtiendo en una peligrosa burbuja.   

«El rugby profesional en el País Vasco está en peligro, pero Biarritz y Baiona pueden seguir viviendo», ha manifestado antes de anunciar que su club ha prolongado por dos años el contrato con su patrocinador histórico, Capgemini, a razón de dos millones de euros por temporada.

Blanco considera que «el proyecto de fusión debería haber sido estudiado, pero yo no voy a imponer nada al Aviron. ¿A quién beneficiaría este crimen? Ni a unos ni a otros», ha indicado en referencia a las voces que desde Baiona acusaban a los rojiblancos, ahora que están en la segunda categoría, de querer parasitar a sus vecinos. «¿Es que el futuro pasa por morir enfermo y solo en una esquina?», ha añadido.

«Lo único que lamento es que algunas personas hayan salido malparadas como es el caso de Manu Merin, golpeado y debilitado», ha concluido en una rueda de prensa muy concurrida en la que no ha admitido preguntas.