En respuesta al regionalista Sergio Sayas, la consejera ha reiterado en el pleno que el proyecto, que se encuentra en el Parlamento desde hace cinco meses, «no es el proyecto Beaumont», sino «del Gobierno de Navarra como legítimo representante de toda la ciudadanía».

En este sentido, ha aclarado que el proyecto fue «aprobado por el Gobierno en pleno» y elaborado por un grupo muy diverso «de manera activa, propositiva y negociada».

La consejera ha explicado que, en la reunión de la Mesa Sectorial del pasado 14 de septiembre, los representantes de los sindicatos APF, SPF, ELA, CCOO y UGT «manifestaron su posicionamiento contrario a la propuesta de la administración», resultado de diversas reuniones con las entidades sindicales APF y SPF.

Sin embargo, ha matizado que este rechazo se ha producido por «razones diferentes», ya que los dos primeros, APF y SPG, consideran «insuficiente» la propuesta de la administración, mientras que CCOO entiende que «hay que apostar por el empleo público creando más puestos de trabajo» y no procediendo a la «compra de horas».

Para UGT, la propuesta «supone un recorte de los derechos de los trabajadores», mientras que ELA «se ausentó de la reunión cuando se trató este asunto», reiterando su solicitud de retirada de la ley.

Aunque los sindicatos «entienden que hay plazo hasta el día 30» para seguir negociando, Beaumont ha considerado que ya «quedó perfectamente claro que el trabajo del departamento ya ha finalizado».

Además, se ha mostrado sorprendida ante la «insistencia en seguir negociando» ciertos puntos que han sido debatidos «reiteradamente» en las reuniones mantenidas y que el Gobierno «no puede ni debe comprometer más».

En su turno de respuesta, el regionalista Sergio Sayas ha denunciado que «ha convertido la negociación en un bazar turco» y que la consejera «ha fracasado rotundamente con esta ley».
«Llevamos dos o tres prórrogas parlamentarias, ha humillado a la Policía Foral, ha faltado al respeto a sindicatos y ninguneado a este Parlamento», ha lamentado.

Asimismo, ha considerado que Beaumont «ha convertido esta ley en su obsesión» y que sabe que la tiene que aprobar «no porque sea buena para la policía», sino porque su puesto depende de ello.