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Los nacionalistas corsos arrasan en la segunda vuelta de las elecciones a la nueva entidad única

Los nacionalistas corsos han arrasado este domingo en la segunda vuelta de las elecciones a la nueva entidad única y, tal y como se esperaba, han amplificado los resultados obtenidos el pasado domingo en la primera, de forma que tendrán una holgada mayoría absoluta en la Asamblea.

Los representantes de Pè a Corsica celebran la victoria electoral. (Pascal POCHARD-CASABIANCA/AFP)
Los representantes de Pè a Corsica celebran la victoria electoral. (Pascal POCHARD-CASABIANCA/AFP)

La coalición nacionalista formada por los autonomistas de Gilles Simeoni y los independentistas de Jean-Guy Talamoni ha conseguido el 56,46% de los votos en la segunda vuelta de las elecciones a la nueva entidad única, que entrará en vigor a partir del próximo 1 de enero, según los resultados oficiales difundidos por el diario Corse-Matin.

Con esas cifras, la coalición Pè a Corsica tendría entre 40 y 42 de los 63 escaños en la nueva Asamblea, frente a los 24 –de un total de 51– que había conseguido en los anteriores comicios de hace dos años.

Muy lejos de los nacionalistas, en segunda posición ha quedado la lista encabezada por el regionalista de derechas Jean-Martin Mondoloni, con un 18,29%. Después vienen las de Jean-Charles Orsucci –que cuenta con el apoyo del presidente francés Emmanuel Macron– con un 12,67%, y la de Valérie Bozzi –respaldada por Los Republicanos–, con un 12,57%.

La participación se ha situado en un 52,63%, cinco puntos superior a la de la primera vuelta, cuando fue del 47%.

Con la mayoría absoluta asegurada en la nueva Colectividad Territorial, y la cuestión de la independencia aparcada formalmente –aunque no borrada del imaginario colectivo– para así priorizar la negociación en tres años de un nuevo estatuto de autonomía que se implementaría en los siete posteriores, la coalición Pè a Corsica ya ha adelantado cuáles van a ser sus tres principales reivindicaciones: cooficialidad de la lengua corsa, amnistía para los presos políticos y un estatuto de residente que permita combatir la especulación inmobiliaria de la isla, para responder a la que históricamente ha sido una de las reivindicación más sentidas, a saber, la desposesión de la tierra.