Ainara LERTXUNDI
DONOSTIA
VULNERACIONES DE DERECHOS HUMANOS EN EL SÁHARA OCUPADO

Ruz califica de pieza «clave» la fosa rescatada por Etxeberria y Beristain

En setiembre de 2013, el presidente de Aranzadi, Paco Etxeberria, y el médico Carlos Martín Beristain anunciaron el hallazgo en pleno desierto y en territorio minado de dos fosas con los restos de ocho beduinos saharauis desaparecidos en 1976. Esta investigación ha sido «fundamental» en el procesamiento de once altos cargos marroquíes.

El hallazgo a principios de junio de 2013 de dos fosas clandestinas con los restos de ocho beduinos saharauis, dos de ellos menores de edad, detenidos y fusilados el 12 de febrero de 1976 en las cercanías del pozo de Amgala, donde solían ir a buscar agua para el ganado, ha sido clave en el procesamiento por parte de la Audiencia Nacional española de once altos cargos, militares y policías marroquíes por los delitos de «detención ilegal, torturas, asesinato y desaparición forzada». La exhumación de la fosa así como la identificación con métodos científicos de los cuerpos –practicada en los laboratorios de la UPV– estuvo coordinada por el presidente de Aranzadi, Paco Etxeberria, y por el médico y doctor en sicología social Carlos Martín Beristain. Euskal Fondoa, el Ayuntamiento de Donostia y la Diputación de Gipuzkoa subvencionaron esta investigación que partió del testimonio de un testigo directo de los hechos, que cuando ocurrieron tenía solo 13 años.

En su auto, el juez Pablo Ruz califica como «hecho fundamental» el hallazgo de los ocho cadáveres «plenamente identificados por el ADN», así como los testimonios de varios testigos y víctimas que «incriminan» a los procesados, entre los que se encuentran el gobernador de la Administración Territorial del Ministerio del Interior marroquí hasta 1997, Abdelhafid Ben Hachem; el gobernador de Smara entre 1976 y 1978, Said Ouassou; el subgobernador, Hassan Uychen; los inspectores de Policía en El Aaiún Brahim Ben Sami y Hariz El Arbi; el coronel de las Fuerzas Armadas Abdelhak Lemdaour y el teniente de la Gendermaría Real Driss Sbai.

El Instituto Hegoa y Aranzadi expresaron ayer en un comunicado conjunto su satisfacción porque «la justicia haya reconocido el sufrimiento del pueblo saharaui y actuado contra los responsables de las brutales violaciones de derechos humanos que padece. En este sentido, hacemos nuestra la alegría de las víctimas».

En declaraciones a GARA, el alcalde de Donostia, Juan Karlos Izagirre también valoró positivamente el hecho de que esta investigación esté teniendo consecuencias. «El Ayuntamiento, en cumplimiento del compromiso adquirido en defensa y promoción de los derechos humanos y porque creemos en la necesidad de construir la memoria histórica y en preceptos como la verdad, la justicia y la reparación, apoyamos este proyecto. Resulta muy satisfactorio ver que ese trabajo que amparamos sigue dando frutos», dijo.

Reiteró la necesidad de «ir más allá de la mera solidaridad y hacer un trabajo político; por ese mismo motivo y en atención a la invitación hecha por activistas saharauis viajamos como institución a los territorios cupados para conocer de primera mano su realidad diaria». «Tuvimos ocasión de escuchar algunos de los testimonios recogidos en estas investigaciones y también de reunirnos con los activistas de derechos humanos que han impulsado esta denuncia como Aminatu Haidar y El Ghalia Djimi o Brahim Dahan», recordó Izagirre.

En un mensaje enviado desde México, Beristain recordó a las «mujeres que perdieron a sus hijos tras la tortura o la cárcel. O vieron a los suyos y ni siquiera pudieron reconocerlos. A quienes les oyeron o vieron morir. A quienes estaban a punto de nacer y murieron en un vientre que fue todo su mundo».

Agradeció «la memoria de quienes se negaron a olvidar y de quienes recogieron con paciencia los pedazos de vida y juntaron los desgarros. Al pastor que descubrió unos restos en la arena. Al esfuerzo de superar lo que se impone como imposible. Un aire de reconocimiento para tanto dolor escon- dido y vilipendiado».

 

«El Oasis de la memoria»; la historia oculta de la ocupación

El hallazgo de la fosa de Amgala está recogido en el informe «Meheris. La esperanza posible», que a su vez es parte de un trabajo más amplio que viene desarrollando desde 2012 el Instituto Hegoa, con el apoyo financiero de Euskal Fondoa, la Diputación de Gipuzkoa y el Ayuntamiento de Donostia. Fruto de esta amplia investigación, a principios de 2013, el doctor Carlos Martín Beristain presentó en el Consistorio donostiarra junto a las activistas Aminatou Haidar y El Ghalia Dijmi «El oasis de la memoria», un documento de más del mil páginas que, a través de 261 testimonios, rescata del olvido las graves violaciones de derechos humanos cometidas por Marruecos desde que ocupó los territorios saharauis.

En ellas se describen los bombardeos indiscriminados de Um Dreiga, Amgala o Tifariti, las desapariciones forzadas, las brutales torturas a los detenidos, sin importar su género o edad, los saqueos y la represión generalizada que marcaron a sangre y fuego a la sociedad saharaui.

«Esta no es una historia contra nadie. Es una historia que tiene que ser escuchada y tenida en cuenta para la búsqueda de salidas políticas al conflicto y el respeto a los derechos humanos en el Magreb. También es parte de una memoria colectiva más amplia que aún debe ser investigada, escrita y divulgada», subraya Beristain en la introducción de este voluminoso libro dividido en dos tomos. En la entrevista concedida entonces a GARA, denunció «la expropiación de la memoria» a la que se ha sometido a los saharauis.

«Documentamos varios casos de hambruna, de gente que literalmente murió de hambre, que no tenía más que hueso y pellejo. Los cuerpos de seguridad del Estado marroquí que controlaban estos centros tenían la consigna de que solo les avisaran cuando la persona ya había muerto. Los desaparecidos en centros clandestinos de detención durante incluso quince años constituyen también una situación única en el mundo. Sin contacto alguno con el exterior, fueron sometidos a torturas y a extremas condiciones de vida», remarcó.

Igualmente emotivo fue el acto celebrado en el Museo San Telmo de Donostia para informar sobre el descubrimiento de ambas fosas. El Ghalia Dijmi, desaparecida ella misma en «cárceles secretas» durante tres años y medio –sus padres aún lo están– no pudo reprimir las lágrimas ante las explicaciones de Beristain y Paco Etxeberria, y al observar las fotografías de los cuerpos de y de los objetos personales, entre ellos varios DNI españoles, encontrados en las fosas. «En la evidencia de los huesos, constatamos lesiones traumáticas; disparos hechos a la cabeza», afirmó Etxeberria. «En su conjunto, se intentó ocultar este crimen a perpetuidad, negando la posibilidad de que estos restos fueran rescatados por sus familiares», denunció.A. LERTXUNDI

 

Declaraciones

«Este testigo, que entonces tenía 13 años y también fue detenido junto a otros beduinos se negó a olvidar y durante años repitió en su cabeza. En su momento, muchos no le creyeron»

Carlos Martín Beristain

Declaraciones realizadas en octubre pasado en la presentación de la exposición «Voces del desierto» en Donostia.

«Rabat no tiene voluntad para realizar una investigación seria. Como familiar de desaparecidos, me siento alegre por el hallazgo de esta fosa»

El Ghalia Djimi

Testimonio ofrecido por la activista saharaui en el acto celebrado el 10 de setiembre de 2013 en el Museo San Telmo de Donostia.