Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «Mucho más que miel»

La extinción de las abejas afectaría a la humanidad

El cineasta suizo Markus Imhoof no es necesariamente un documentalista, ni menos aún un entomólogo. Apenas había noticias de él desde que su ópera prima de ficción “La barca está llena” (1981) fuera premiada en la Berlinale, pero resulta que “Mucho más que miel” es un poco la película de su vida, porque es nieto de apicultores y en su familia siguen con esa tradición artesanal, y así en el segmento australiano de este documental aparece una hija suya.

Imhoof vuelca en “Mucho más que miel” su pasión por el mundo de las abejas, con la intención de contagiársela a los profanos en la materia. Y lo consigue, porque no hace falta ser aficionado a la biología y al estudio de los insectos para seguir con atención lo que nos cuenta a través de la voz en off y de los testimonios de los expertos que acercan al espectador al conocimiento de la vida de las colmenas. Hay mucho que aprender de los antófilos, sobre todo de su organización social, incluso más desarrollada y perfecta que la nuestra.

Pero lo más importante es la aclaración de lo mucho que necesitamos de las abejas, y no sólo para obtener la rica y saludable miel. Imhoof rompe con la imagen del enjambre que ataca a las personas, para darle la vuelta y dejar claro que el verdadero depredador es el ser humano. Recuerda la sentencia de Einstein, según la cual si las abejas desaparecen la humanidad no duraría ni cuatro años. Estos himenópteros forman una parte esencial del equilibrio natural, por lo que no se puede permanecer impasible ante el peligro de extinción que amenaza a su especie.

Apicultores de distintas partes del mundo analizan las causas de tan grave amenaza, y entre ellas se encuentra el empleo de fungicida, además de los antibióticos (sic) que se emplean para acabar con las plagas. En los EEUU se fuerza la explotación masiva, sin tener en cuenta las consecuencias que conlleva.