Jon ORMAZABAL
Pelota

El tren vuelve a pasar para Untoria

El zaguero de Nájera cumplirá un sueño el domingo, el de jugar una gran final de Primera. Tras despuntar en la categoría dePromoción, los problemas de manos le pusieron contra las cuerdas, pero la pelota le ha dado ahora una segunda oportunidad.

«Si hace apenas dos meses alguien me llega a haber hablado de esta posibilidad, lo hubiera tratado de loco. Me hubiera parecido una barbaridad, pero ya ves, las cosas vienen así. Era una oportunidad que me brindó la empresa, que había que aprovecharla». La confesión, sincera, es de Álvaro Untoria poco después de realizar el primer entrenamiento de cara a la final del Parejas en el Frontón Bizkaia. Dicen muchas veces que los trenes solo pasan una vez en la vida, pero hay ocasiones en las que, cuando uno menos se lo espera, vuelven a pasar. Y el zaguero de Nájera ha decidido subirse a él.

«Es una gozada, es lo más bonito que me está pasando en el mundo de la pelota y la verdad es que estoy muy contento y agradecido y hay que intentar aprovecharlo. Al final las oportunidades llegan así, me llamaron por una lesión de Andoni –Aretxabaleta–, al principio no era ni el primer suplente, me llamaron para lo que en principio iba a ser cosas de un día y ahora aquí estamos, en puertas de una gran final», señaló el joven zaguero de Asegarce.

La que cree la oportunidad de su vida le llega además justo después de superar un momento crítico en su carrera que, casualidades de la vida, le había pillado cuando creía estar en condiciones de instalarse en la élite. «Hace dos años, con las tres finales de Promoción –ganó el Manomanista– estaba en una progresión muy bonita, estaba encontrándome muy a gusto. Primero en San Mateos iba a jugar con Aimar, que para mí era una oportunidad increíble, delante de mi gente…. Me lo planteaba con mucha seriedad, pero poco a poco eso se fue rompiendo. Primero la lesión de Aimar, luego estaba jugando con Xala y se lesionó en el 14 iguales…», rememora el pelotari de Asegarce.

Pero las lesiones de sus parejas y la eliminación en el torneo de Logroño sin casi opciones de luchar, solo fueron el comienzo de un auténtico calvario de más de un año. «Todo eso me afectó mucho psicológicamente, era una oportunidad que yo creía que era única y me la tomé así. Al final le doy muchas vueltas a la cabeza, que es lo peor. Luego vino la lesión del brazo, que me trajo muchos quebraderos de cabeza. No encontrábamos la solución de lo que era. Costó dar con ello aunque luego no fue tan grave como creíamos. Me truncó la progresión que llevaba».

Fueron muchas horas de consulta en consulta sin encontrar una solución para una dolencia que hacía que la mano se le llenara de líquido, se le hinchara y le impidiera entrenar en condiciones. Los buenos recuerdos de la época anterior y la insistencia y la tozudez del propio Untoria le sirvieron para no tirar la toalla en momentos durísimos. «Ya no era que no podía golpear la pelota, no me encontraba a mí mismo, no era el luchador que era el año anterior con las finales, me venía abajo enseguida, iba cabizbajo por el frontón y al final…».

Sin embargo, tras centrar tantas y tantas miradas en las manos, resulta que el origen del mal estaba en el brazo y, una vez acertado con el diagnóstico, la recuperación llegó en apenas dos o tres semanas.

Vuelta a empezar

Y en estas, cuando menos se lo esperaba, tras haber entrado en las quinielas de 2014 para el Parejas de primera, fue inscrito en el Promoción de este año junto a Iker Tainta, y el tren volvió a pasar. «Ahora es todo lo contrario, ahora es como hace dos años en la final del Promoción. He cogido buenas sensaciones con Oinatz, que me ayuda una barbaridad, tanto dentro como fuera de la cancha. Es una persona increíble, me ayuda un montón y estoy muy contento, motivado y con unas ganas de demostrar enormes. Cada partido que salgo voy a vaciarme, a darlo todo y a intentar estar con ellos porque está claro que soy el novato y para estar aquí hay que luchar mucho y sufrir».

Asume Untoria que, como neófito en estas lides, muchos pondrán los focos de la final sobre él, pero, asumiendo que la final siempre es algo distinto, confía en la respuesta que ya ha dado en partidos claves como el de cuartos ante Irujo-Barriola. Además, cuenta con la complicidad de un Oinatz Bengoetxea en estado de gracia que le otorga gran confianza. «Además, Pablo y Aitor también pensarán que es su oportunidad. El otro día oí que Bengoetxea hace diez años que no juega la final. Eso te hace plantearte que, si Bengoetxea, que es un número uno en la pelota, ha pasado 10 años sin jugar esta final, yo, que ahora mismo soy el novato, cuándo volveré».

Por eso, de lo caras que están las oportunidades, el najerino da incluso más valor al gesto de Andoni Aretxabaleta, que renunció a su condición de titular al no encontrarse bien de las manos. «Ya dije en su momento que es de alabar lo que hizo. Es increíble la honestidad y la humildad con la que ha llevado este tema. Le agradezco un montón lo que hizo; por todos, por Oinatz, por la pelota y en especial por mí. Tenía todo el derecho del mundo a jugar, pero no se veía y eso demuestra lo que es Andoni como persona», termina el riojano.