Imanol CARRILLO
II JORNADAS DE CONTRAECONOMÍA

EL CONCEPTO DE LA DEUDA, DESDE UNA VISIÓN TÉCNICA Y FILOSÓFICA

LAS PROFESORAS UNIVERSITARIAS MERTXE LARRAñAGA Y CRISTINA DE LA CRUZ, JUNTO CON EL MIEMBRO DE ATTACK JOSÉ RAMÓN MARIñO, OFRECIERON EL MARTES UNA CONFERENCIA TÉCNICA Y FILOSÓFICA PARA TRATAR EL CONCEPTO DE LA DEUDA Y DE LA SOBERANÍA DE LOS PUEBLOS EN EL MARCO DE LAS II JORNADAS DE CONTRAECONOMÍA ORGANIZADAS EN SARRIKO.

Mertxe Larrañaga fue la encargada de ofrecer los aspectos más técnicos de la conferencia organizada esta semana por la plataforma Sarriko EKT (Ekonomia Kritikoko Taldea) bajo el título original “Zorra eta herrien subiranotasuna”. Para ello, con el fin de situar a los asistentes, la profesora de Economía Internacional de EHU-UPV hizo hincapié en varias definiciones fundamentales como déficit, «aquella situación en la que los gastos superan a los ingresos», deuda pública ilegítima, «la deuda contraída por las administraciones públicas sin respetar el interés general o de una manera perjudicial al mismo», o la deuda pública ilegal, «la deuda contraída por las administraciones públicas en flagrante violación del orden jurídico vigente».

En su intervención siguió explicando que las medidas adoptadas para hacer frente a la crisis de los bancos, «los rescates a la banca», tuvieron «mucho que ver» en la crisis económica y financiera. Según los datos ofrecidos por la catedrática, en el Estado español se utilizaron más de 50.000 millones de euros en siete años en rescates, y citó uno de los ejemplos más cercanos, el de Bankia, que en mayo de 2012 recibió 24.000 millones para su reflotamiento. En cuanto al Banco Central Europeo (BCE), destacó los 530.000 millones dirigidos al sistema financiero.

A raíz de todo ello surgió, como explicó Larrañaga, «un nuevo mito»: «El déficit cero», lo que produjo los «duros ajustes y recortes» de los gobiernos, que «han influido en los servicios importantes para la vida de la ciudadanía y han puesto en duda el Estado del Bienestar», destacó. En su intervención la ponente también habló sobre los análisis que realizan los gobernantes para justificar esas políticas, aunque dejó claro que «no hay que idealizar los datos», porque las cifras «pueden bailar dependiendo de la fuente». Y puso el ejemplo del Producto Interior Bruto (PIB): «Este año los cambios en los cálculos han aumentado el PIB, por lo que los porcentajes de la deuda y el déficit han cambiado», recordó.

Por último, expuso otros casos en los que no se ha pagado la deuda o se ha perdonado parte de ella: desde el denominado «periodo de entreguerra», cuando en la conferencia de Lausana de 1932 se acordó que Alemania suspendiese los pagos por reparación hasta que encarrilase su economía; siguiendo por Suecia en 1992, Iraq en 2003, Nigeria en 2005 y Ecuador a partir de 2007; y terminando con Islandia en 2008, cuando el estado europeo decidió nacionalizar las entidades bancarias.

Dispositivo de dominación

Siguiendo por ese camino, pero desde la filosofía política, Cristina de la Cruz, profesora de la Universidad de Deusto, explicó que existen dos propuestas, contrarias, de Graeber y Piketty. El primero, de tradición anarquista, aboga por la anulación de la deuda o al menos una parte de ella, mientras que el segundo, social-demócrata, considera que la deuda se puede reducir mediante un mecanismo fiscal de imposición a las grandes fortunas.

Señaló que el sistema capitalista se constituye «como un espacio que genera un tipo de opresión y control completamente naturalizado e integrado en y por la lógica del capital». Mientras tanto, el impacto de la deuda a escala global ha revelado «una capacidad sobrecogedora para generar una modalidad de violencia económica sin precedentes cuyo alcance en los hogares, en la economía y en los gobiernos está teniendo consecuencias dramáticas», explicó.

Continuó comentando que la deuda se constituye como «un poderoso dispositivo de dominación» entre quien tiene la propiedad del capital y quien no la tiene, entre acreedores y deudores, aunque reconoció que no todas las deudas son iguales ni tampoco los deudores. «Todo depende de la violencia que sea capaz de ejercer el acreedor sobre el deudor», recalcó.

Terminó indicando que la deuda ha alterado nuestra visión de las relaciones humanas, el concepto de promesa, reciprocidad o ayuda mutua, «sustituyéndola por una fría cuantificación de debes y haberes absolutamente impersonales».