Amparo LASHERAS
Periodista

Que grite la flor y se calle el cardo

Hoy es día de reflexión y de silencio electoral. Algo así como una jornada de meditación individual que precede a la decisión, en este caso, de votar. Siempre me ha parecido que estos días de neutralidad política muy cuestionable, guardan una curiosa relación con la mística del recogimiento monacal donde todo está prohibido, excepto la palabra de Dios, que en Gasteiz ha venido siendo la del PP. La campaña se ha quedado muda pero no tan muda. Para bien o para mal, el eco de las palabras que dicen verdades o venden mentiras se cuela por cualquier resquicio y permanece en vigilia. La brutalidad empleada por la Ertzaintza contra los jóvenes que el domingo ocuparon la Virgen Blanca en un acto solidario y desobedientemente naranja en favor de otras jóvenes, condenadas por su militancia política, todavía resuena con fuerza en estas horas de reflexión, rodeando de negra culpabilidad las siglas del PNV. El eco del mensaje xenófobo y mentiroso de Maroto se repite por la ciudad en una búsqueda desesperada de votos para que EH Bildu no llegue a la alcaldía. Mis hijas solían cantar un verso de los andaluces Lole y Manuel que decía, «que grite la flor y se calle el cardo». Así, vamos a recogernos en reflexión y que, mañana, en las urnas griten las flores de colores y enmudezcan los cardos. (Nota importante, entiéndase por cardo PP y PNV).