Itziar Ziga
Activista feminista
JO PUNTUA

Iruñea será la maravilla del mundo

Maribel y Presen habían nacido en aquella Iruñea abismada de la posguerra, mi amatxo en la calle Eslava y su futura amiga en Descalzos. No se encontrarían hasta mediados de los 70, en aquel barrio de bloques recién elevados frente al puerto de Pasaia. Aunque crecieron en las mismas calles, ninguna recordaba a la otra de niña. Presen le diría a la ama mucho después: tú no hubieras jugado conmigo, ibas a las Dominicas y yo a un colegio público.

El padre de Presen era un republicano que fue deportado a Iruñea, donde sería acosado por la policía hasta que la cárcel franquista se lo tragó para siempre. Vino con su compañera Mari, una chica de Zumaia. Aquí nacieron Josu y Presen. Mi aitona, José Ziga, tenía una herrería en la calle Jarauta. Era nacionalista vasco, pero en casa sólo una vez le dijeron a mi amatxo que pertenecían al bando de los vencidos. 30 años después, se reconocieron al instante haciendo la compra en Kaputxinos, aunque nunca se habían visto antes. Josu estaba preso, el nuevo enemigo se llamaba ETA. Las dos fueron por siempre de la izquierda abertzale.

Mi amatxo bajaba a menudo a casa de Presen después de acostarnos. Fumaban Ducados y charlaban hasta bien entrada la noche. Nunca se cansaron de releer un anecdotario navarro de José María Iribarren que todavía conservo y que misteriosamente les hacía reír como locas. Evocaban las calles de Iruñea y deseaban liberarlas de las sombras. Sus conversaciones nocturnas son la más temprana y hermosa noción de la amistad que tengo.

Cuando el domingo supimos que Joseba Asiron será el próximo alcalde de Iruñea, sólo pensaba en ellas. (Y que los inmediatos sanfermines volverán a ser libres y del pueblo. Que no detendrán ni encarcelarán a nadie por mostrar una ikurriña.) Ninguna de las dos puede ya verlo, aunque la única eternidad que llego a concebir es imaginarlas celebrándolo juntas. Riendo como brujas, sin que falte el Ducados. Qué orgullosas estarán de esta ciudad que amaban, a pesar de la represión y la pobreza que tantas veces les deparó. Hoy Iruñea se parece más que nunca a ellas.