Alberto PRADILLA
MADRID
ENCUENTRO POR LA PAZ EN EUSKAL HERRIA

Víctimas de ETA y GAL coinciden en pedir «reconocimiento» en Madrid

El reconocimiento de todo el sufrimiento fue el hilo argumental que marcó el encuentro por la paz en Euskal Herria celebrado en Madrid y que reunió a víctimas de ETA, GAL y torturas. Rosa Lluch, hija de Ernest Lluch, envió una carta en la que instó a conocer todos los padecimientos, pidió el fin de la dispersión y criticó el encarcelamiento de Otegi.

El «reconocimiento» fue una de las claves del encuentro público entre Rosa Rodero (viuda de Joseba Goikoetxea, muerto en atentado de ETA), Axun Lasa (hermana de Joxean Lasa, secuestrado y muerto por los GAL) y Carmen Galdeano (hija de Xabier Galdeano, víctima de los GAL). Entender al otro y comprender su dolor, que no es lo mismo que «darse la razón» en otros aspectos. A través del testimonio emotivo y duro de tres personas que han padecido la violencia política en Euskal Herria, el auditorio Marcelino Camacho de Madrid trató de ofrecer una visión completa del sufrimiento que ha marcado las últimas décadas. También lanzar un mensaje: que la empatía es un camino para la reconciliación. «No podremos avanzar si no somos conscientes de que no somos los únicos que hemos sufrido injustamente», resumía, a través de una carta, Rosa Lluch, hija de Ernest Lluch, que murió en un atentado de ETA en 2000.

Nadie olvidaba que el Congreso español, con los votos de PP y PSOE, había vetado el uso de la sala que lleva el nombre del exministro del PSOE pese a que su propia hija iba a participar en el acto. «A las víctimas que traen mensajes de paz se les prohíbe hablar», lamentaba Carlos Olalla, actor y promotor de la iniciativa por la paz en Euskal Herria que nació hace un año con el apoyo de la parroquia San Carlos Borromeo. El contexto era inédito. Por primera vez, tal y como señaló Olalla, coincidían en una misma sala víctimas de ETA, del GAL y de la tortura con exmiembros de la organización armada vasca con una larga estancia en prisión y un antiguo policía integrante de la guerra sucia. José Amedo estuvo en la sala aunque no tomó el micrófono y solo habló antes de iniciarse el acto asegurando haber dejado atrás su pasado y situándose «con todas las víctimas».

«Me importan las personas y su deseo de paz». Lucía Carrero Blanco, nieta del almirante Luis Carrero Blanco, a quien ETA mató en 1973 cuando era el sucesor de Franco, inició la sesión a través de una carta. Reivindicó el papel del encuentro, su modo de salir del «apellidario», que es como definió el estigma familiar, y recordó su abrazo de hace un año con el resto de integrantes de la mesa y Josean Fernández, expreso vasco. Rosa Lluch, también por vía epistolar, insistía no solo en conocer «las consecuencias de la violencia terrorista», sino también «la opinión de las personas que han padecido mucho sufrimiento y mucho dolor provocado por aquellos que, en teoría, tenían que defendernos», en referencia a las víctimas del Estado. En ese sentido, censuró la dispersión y el encarcelamiento «de personas que, a su modo, también buscaban la paz y el entendimiento», tras nombrar a Arnaldo Otegi.

«No voy a gastar mi energía en que [Enrique Rodríguez] Galindo vuelva a prisión. Prefiero hacerlo en que recuperen la libertad quienes no deberían estar en la cárcel», dijo Axun Lasa en una emotiva intervención que abarcó desde las torturas que sufrió hasta las penurias padecidas por su familia. «Yo soy víctima de ETA y, por lo tanto, reconocida. Hay otras que no lo están», señaló Rosa Rodero. «Para que no vuelva a pasar hay que reconocer el pasado», resumió Lasa, entre aplausos.

Barcelona y Bruselas para suplir el veto del Congreso

Estaba previsto que el acto de ayer tuviese lugar en la sala Ernest Lluch del Congreso español. No fue así, pese a que contaba con el permiso desde hace cuatro años. Los movimientos de la AVT forzaron al veto de PP y PSOE, que obligaron a los organizadores a resituarse en el auditorio Marcelino Camacho. «Una oportunidad perdida», a juicio de Carlos Olalla. Sin embargo, la cerrazón de la Cámara Baja puede encontrar su respuesta desde otras instituciones. Tal y como anunció Olalla, está previsto solicitar el aval para realizar la próxima edición de este encuentro en el Parlament de Catalunya. Además, también mostró su confianza de poder celebrar un acto similar en el Parlamento europeo. Y recordó que el próximo 11 de junio tendrá lugar en la Asamblea de París la Conferencia Humanitaria para la Paz, auspiciada por los firmantes del manifiesto de Baiona y en la que tomará parte, además de representantes políticos del Estado francés, el secretario general honorífico de la Interpol y miembro del GIC Raymond Kendall.A.P.